domingo, 15 de febrero de 2015

Landaburu


Desembocadura de la ría en el Abra de Bilbao.
Óleo de Pablo Gonzalvez y Pérez. 1857
El habla milenaria
Que dominaba en todas
Las regiones iberas
Cuando, radiante en gloria,
A proscribirla vino
El águila de Roma,
Que nunca posó en nuestras
Patriarcales chabólias,
Porque la rechazaron
El hacha y el azcona;
El habla milenaria,
Cuya inmortal memoria
Hasta en el nombre vive
De la tierra española,
«Cabeza de los campos»
Llamó á esa verde loma,
Donde al milano engañan
Con su blancura hermosa
Moradas que parecen
Bandada de palomas
Esparcidas en campo
De flores olorosas;
Y en verdad que tal nombre
La exactitud pregona
Del habla milenaria
Con que aun nuestra fe invoca
En el hogar y el templo
Al santo Jaungoicóa.

Hace ya muchos siglos.
La Encartación hermosa
Osó hollar un tirano
Con mercenarias hordas,
Que a esos campos amenos
Llegaron vencedoras;
Pero sonó en Landáburu
La voz del patriota,
Que indignada decía:
"Vizcaya, ¿dónde tu honra,
Dónde tu valor, dónde
Tu libertad gloriosa?
 Árbol de Avellaneda,
Baja la altiva copa,
Y el afeminamiento
Del encartado llora
Deshonra del Malástu
Venganza tuvo pronta;
Mas ¿dónde está el Zuría
Que vengue tu deshonra?
Así gritó indignada
Ia voz del patriota,
Y entonces de Landáburu,
Como rugientes olas,
Las iras populares
Bajaron vengadoras,
Y en sangre de tiranos
Van desde entonces rojas
Las ondas del Galindo,
Que si de Marte es gloria,
Lo es mucho más de Céres,
De Baco y de Pomona.


ANTONIO DE TRUEBA.





Alfonso XI
Miniatura medieval de las Crónicas de Jean Froissart. 1410





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