El porvenir Industrial de Vizcaya.- 1965
Las declaraciones el Presidente de la cámara
de Comercio, don Isidro Delclaux, exponiendo las líneas maestras del
desenvolvimiento industrial vizcaíno y los problemas y dificultades con que se
tropieza, han vuelto a poner sobre el tapete de la más palpitante actualidad un
tema vital para todos los vizcaínos.
![]() |
Vista
nocturna de la fábrica de A.H.V. de Baracaldo.
Imagen
tomada de la página “todocolección”. http://www.todocoleccion.net/
|
El enorme desarrollo de Vizcaya iniciado en
el siglo pasado ha colocado a nuestra provincia a la cabeza de las
concentraciones fabriles de España. A la minería ha ido sucediendo la
siderurgia, construcción naval, industrias transformadoras, químicas, navieras,
etc. El resultado lo ha constituido el de una evidente prosperidad que nos ha
colocado a la cabeza de España, juntamente con Guipúzcoa, en lo que a renta per cápita se refiere.
En la historia industrial de Vizcaya en lo
que va de siglo podrían distinguirse de una forma muy elemental y somera tres
etapas:
Primera. 1900-1936 es la época del mineral de hierro,
de la creación de los grandes complejos siderúrgicos, de la construcción naval,
de los fabulosos negocios navieros de la postguerra de 1914.
Segunda. 1939-1959, la industria vizcaína se hace más
diversificada, aparece la industria química, multitud de industrias transformadoras;
esta época padeció, sin embargo, de varios defectos fundamentales. La economía
española atravesó en este período dificultades especialísimas, encerrada en sí
misma, con un grado de proteccionismo a
ultranza y con el problema esencial de la escasez, lo que trajo consigo el
estraperlo, la especulación, el cupo, la licencia y el privilegio. Muchas de
las pequeñas industrias transformadoras se montaron entonces al calor de los
cupos de hierro, prevalidas de unas circunstancias coyunturales tan especiales.
Tercera. 1959-1964, el impacto de las medidas
estabilizadoras fue tanto mayor cuanto que no se limitó a meras restricciones,
sino que supuso el final de una era de autarquía económica y de proteccionismo
integral y el comienzo de una gradual liberalización de la economía.
El anterior panorama, un tanto anárquico, con empresas claramente
marginales, con una mentalidad en donde no existían en muchas ocasiones el
principio de la racionalidad económica, la conciencia de los costes, la
selectividad de las inversiones, ya que las circunstancias coyunturales
sumamente favorables no hadan temer peligro alguno. Todo esto cambió
radicalmente a partir de 1959.
Los empresarios vizcaínos han atravesado una
dura etapa en la que tienen que hacer frente a estos problemas:
1) Dura competencia
interior y exterior provocada por la liberalización (a veces esta competencia
ha sido desleal, en régimen de “dumping”), lo que obliga a afinar
extraordinariamente en precios y calidades, producía “stocks” que no tenían
salida y alarmante disminución de los márgenes de beneficios.
2) Los salarios tienden a
crecer a veces más rápidamente que la productividad sin que siempre puedan
repercutirse sobre los precios de los artículos.
3) La presión fiscal tiende
a ser mayor.
La restructuración de las empresas se
imponía como una exigencia ineludible. Las necesidades de renovación de los equipos,
de la técnica y de la organización, exigían en las grandes industrias de
cabecera, enormes inversiones en un momento coyuntural extraordinariamente
delicado. (Por ejemplo, en el sector siderúrgico, el más importante de nuestra provincia,
la coyuntura mundial fue francamente desfavorable con una enorme sobreproducción. Afortunadamente,
el signo ha cambiado en los
últimos tiempos, la demanda de acero es ahora muy superior; este fenómeno se ha
reflejado en nuestras factorías que no sufren en estos momentos de una
competencia exterior en régimen de “dumping”, lo que les ha permitido aligerar
notablemente sus “stocks”.
El proceso de Liberalización ha sido un duro
tira y afloja entre los intereses de la industria transformadora que necesitaba
importar materias primas y equipo capital, lo que ha permitido incrementar
grandemente su productividad, y los intereses
de la industria básica, que no estaba acostumbrada a tan dura competencia, y
que alegaba en su defensa varias razones:
1.º La competencia exterior
desleal en régimen de “dumping”.
2.º En los casos de
competencia normal usual en el comercio internacional se argumentaba que las estructuras
productivas españolas no estaban en condiciones de resistirlas, porque su
proceso de readaptación era largo y penoso, y además porque no basta tratar de
programar un proceso de fabricación en serie con dimensiones adecuadas que se acerquen
a las óptimas, si el mercado interior es estrecho, y, por lo tamo, la demanda
no va a responder a la oferta.
Las grandes empresas (muchas de las cuales
han tenido que reducir y aun suprimir los dividendos a sus accionistas), sino
también a las pequeñas nacidas al calor del periodo anterior. Estas empresas
excesivamente atomizadas (el minifundismo es una plaga extendida tamo en el sector agrícola como en el industrial),
tienen que realizar grandes esfuerzos por readaptarse, especializarse, por
renovarse, muchas veces es necesaria la expansión y la fusión con otras
empresas hasta alcanzar las proporciones
mínimas convenientes, pero todo esto supone una serie de dificultades y resistencias no sólo económicas sino de tipo psicológico y
humano. En definitiva, en este como en otros muchos aspectos, estamos pagando
el precio de los años de autarquía, vividos de
espaldas a la división internacional del trabajo.
En definitiva el que Vizcaya siga ocupando
la primacía dentro del desarrollo industrial de España en unos tiempos en que
las corrientes centrifugas parecen querer imponerse por doquier, depende de forma
decisiva de la capacidad de los empresarios
vizcaínos para adaptarse a las nuevas y cambiantes circunstancias;
tarea dura la que tienen ante sí, pero en la que necesitan estar ayudados por
el Estado que debe realizar enormes inversiones en infraestructura.
En la nueva etapa del desarrollo industrial
de España, las provincias vascongadas han de jugar un papel primordial (existen
una serie de factores que no se improvisan y que empleando
la fecunda terminología de Alfred Marshall podemos dividir en economías
internas, como son las derivadas de la utilización de terrenos y edificios, de
los materiales, de la maquinaria, de la mano de obra de la investigación, de la
financiación, de las rentas, de la división del trabajo, etc., y las economías
externas, derivadas de una mayor especialización, la de encontrar un mayor
mercado, de la mejora de la mano de obra especializada, del abaratamiento de los
costos de producción como consecuencia del desarrollo de otros sectores
industriales, etc.). A todas estas razones hay que añadir las derivadas del
perfeccionamiento del “clima” de la comunidad, lo que en definitiva pone en
juego todo conjunto de variables cualitativas resumidas en el término
“Innovación” y que juegan un papel decisivo en el proceso de desarrollo.
Por ello, las regiones industrializadas
gozan de la riqueza, no solamente debido a sus recursos naturales, cuanto a sus
rituales de vida eminentemente dinámicos, de su espíritu empresarial, de sus parrones de consumo, de su alto nivel
educativo, una abundante formación profesional, de mayores oportunidades y por
tantos otros aspectos que de ninguna forma se improvisan de la noche a la mañana.
Pero el reconocer las grandes ventajas que la zona fabril del Norte de España,
(donde Vizcaya en particular) poseen pura una rápida expansión no nos debe
hacer olvidar los inconvenientes que hay salvar.
El primero de ellos, depende de la clase
empresarial vizcaína que como conjunto tendrá que demostrar una vez más su
capacidad de maniobra y su coraje para hacer frente a las nuevas
circunstancias, la honda reestructuración industrial necesaria, es una labor
lenta y difícil.
Pero para que el esfuerzo de trabajadores y
empresarios fructifique es preciso,
además, remover otro tipo de obstáculos para lo cual, es preciso la colaboración
del sector público. La atormentada orografía de nuestra provincia complica aun más
la situación. El principal núcleo industrial, Bilbao, Baracaldo, Sestao,
Basauri, etc.), se encuentra localizado en el valle del Nervión, en el que la
aglomeración fabril urbana está llegando a extremos tales que la sobresaturación
va a producirse en muy pocos años.
Para que puedan darse los presupuestos de
una expansión industrial hacen falta
terrenos, buenas comunicaciones, agua, etcétera. Por lo que respecta a los
solares, las industrias, sobre todo las pequeñas, está en trance de
estrangulamiento por la dramática escasez y los precios exorbitantes que elevan
en globo los costes fijos de cualquier instalación industrial. Los problemas
del agua para usos industriales es igualmente agobiante (este es un problema
general de todos los países desarrollados, y como muestra tenemos la
preocupación del difunto presidente Kennedy de que el agua llegase a escasear
en las zonas industriales de los Estados Unidos).
![]() |
Vista
aérea de la desembocadura del Nervión, el Abra al fondo.
Imagen
tomada de la página “todocolección”. http://www.todocoleccion.net/
|
El problema de la saturación del valle del
Nervión puede solucionarse de momento industrializándose rápidamente los de
Asúa y de San Salvador, pero es requisito indispensable la creación de un
excelente nudo de comunicaciones que haga rápido y fácil el acceso entre las
distintas zonas entre sí, y esto, es algo que no se ha conseguido hasta ahora,
porque para acometerlo sería necesario que el Sector Público lleve a cabo
fuertes inversiones.
El Presidente de la Cámara de Comercio,
señor Delclaux, apuntó en su conferencia de prensa la idea de industrializar
igualmente el valle de Guernica, dadas las excelentes condiciones naturales que
dicha ría de más de diez kilómetros de longitud y la abundancia de terrenos
industriales pueden proporcionar. Sin embargo, existe el grave inconveniente de
las grandes obras de infraestructura precisas (canalización del río, dragado,
creación de muelles, diques, etc.), así como la notable mejora a realizar de
las comunicaciones de toda esa zona con el resto de la provincia, tanto por ferrocarril
o por carretera (otros posibles polígonos de descongestión el Duranguesado y
Plencia-Butrón).
Para conseguir que este proyecto se
transformase en realidad sería necesario una constante presión, un continuo
hacerse notar ante las autoridades centrales por parte de las autoridades
provinciales, organismos (tanto oficiales como privados), empresarios y opinión
pública a través de los medios de información. Aun así puede parecer
problemático que en momentos como los actuales en que los recursos destinados
al crecimiento por parte del Sector Público son limitados y harto escasos para
las enormes necesidades a cubrir a escala nacional, máxime con una política de
descentralización industrial reflejada en los polos de crecimiento, parece
problemático, repetimos, arrancar de los poderes centrales la realización de un
proyecto tan ambicioso, que desde luego colmaría para varios decenios, los ya
apremiantes problemas de la industria vizcaína.
Pero si esta solución no se puede conseguir
por el momento, el objetivo de todas las fuerzas representativas de Vizcaya
debe de consistir en exponer ante el poder
central, la urgente necesidad de remediar la serie de problemas que a medio y
aun a corto plazo se le van a plantear a la provincia en orden a su expansión,
y que si no son rápidamente solucionados amenazan con estrangular el
crecimiento económico de una de las más prosperas regiones ele España.
Uno de los factores que más decisivamente
han influido en la prosperidad de Vizcaya, lo constituye la ría del Nervión, auténtica
arteria del conglomerado fabril que se extiende desde Santurce hasta Galdacano.
El emporio de riqueza que en lo que va de siglo se ha creado alrededor de esta vía
marítima, a la vista está, no hace falta ponderarlo.
Pero nada resultaría en estos momentos más
peligroso que dormirse en los laureles y pretender vivir de las rentas y del
esfuerzo de generaciones anteriores. Maravilla el trabajo realizado por
nuestros abuelos que canalizaron la ría, construyeron el puerto, los diques,
los rompeolas, los cargaderos y toda clase de instalaciones portuarias muy
adecuadas para principios de siglo, pero que hoy en día han quedado
evidentemente atrasadas.
![]() |
Mapa
de carreteras de Vizcaya de 1956.
|
Han sido varios lustros en los que la labor realizada en la infraestructura de
nuestro puerto ha sido escasa, lo que ha contribuido a su evidente
descapitalización. Ahora se pretende remediar este problema y en las
inversiones del Plan de Desarrollo están previstos 1.194 millones de pesetas para
nuestro puerto, lo que indudablemente contribuyen a aliviar la situación. Pero,
además, existe un problema de fondo de indudable gravedad. Nuestra ría y
nuestro puerto está a la cabeza de los puertos de España en el tráfico de mercancías,
destacando por su importancia vital, el de materias primas para las industrias
de transformación, pero hay que tener en cuenta que tanto las plantas
siderúrgicas, como los cargaderos de mineral y muchas de las instalaciones
portuarias, así como su configuración se encuentran instalados un tanto
arbitrariamente para las necesidades, ya que fueron programados hace más de
medio siglo, con vistas al comercio con Inglaterra. A finales del siglo pasado los
barcos ingleses que venían por mineral y que traían carbón inglés a bajo precio
para aprovechar el flete, no contaban con el calado
y con el tonelaje de los buques actuales.
De esta forma, el gran problema que se
presenta al área industrial del Nervión es la imposibilidad de recibir barcos de
gran tonelaje (este problema se encuentra especialmente agudizado en las
plantas siderúrgicas por necesitar grandes suministros de carbón y hierro para
sus fundiciones).
Tampoco pueden salir estos buques con
mineral o lingote de hierro por razón del calado y porque las instalaciones de
carga de mineral se encuentran demasiado anticuadas en relación con los nuevos
sistemas, en que se ahorra tiempo y mano de obra. El problema puede ser atenuado
aunque no solucionado totalmente mediante el dragado y ensanche de la ría, pero
considerando el enorme tráfico existente resulta
cada vez más difícil el movimiento de los grandes barcos que no sólo tienen que
esperar las mareas, sino también se ven obligados a realizar difíciles maniobras
en medio de la ría.
¿Cuál puede ser la solución a este problema?.
¿Reside acaso en la terminación de las obras e instalaciones del canal
de Deusto?. Francamente creemos que no, más pronto o más tarde es vital
acometer la tarea de construcción del puerto exterior, pues el actual,
construido hace más de medio siglo se nos ha quedado pequeño.
Pero no es el del puerto el único problema
de comunicaciones que tiene Vizcaya; el de los ferrocarriles y carreteras puede
alcanzar igualmente proporciones dramáticas.
Los ferrocarriles que comunican nuestras
provincias con el resto de España padecen los graves defectos estructurales heredados
de generaciones pasadas de toda la red nacional. El transporte se mueve
principalmente a lo largo de un reducido número de líneas de gran volumen que
parten de forma radial de Madrid y conducen a las otras zonas de gran actividad
económica en la periferia. Como es lógico, esta estructura crea graves
problemas, ya que muchas veces deja deficientemente comunicadas entre sí a
zonas de la periferia densamente pobladas y de gran actividad económica. Así no
existe comunicación directa continua por ferrocarril a lo largo del Cantábrico;
la comunicación directa entre el Norte y el Mediterráneo es igualmente muy
defectuosa (termina prácticamente en las Vascongadas); las existentes entre la
frontera francesa, Cataluña y Levante, con la región andaluza, resultan
asimismo insuficientes.
No es de extrañar, por tanto, que nuestras
líneas férreas, a pesar del Plan de Modernización de la RENFE (que mejorará notablemente
nuestras comunicaciones con Madrid y Barcelona) sigan con todos los viejos
defectos (vía estrecha y única, material móvil anticuado, etc.), lo que
transforma por ejemplo un viaje a Oviedo o a Santiago en toda una aventura.
Parecidos problemas presentan las carreteras
por la orografía tan accidentada de nuestra provincia. Así, si la progresión constante
de automóviles y de vehículos industriales continúa al ritmo actual, el Gran
Bilbao, cuyos problemas de ordenación urbana son ya tremendos, corre peligro de
estrangulamiento, la llamada “Solución sur”, es a este respecto, de una
urgencia vital ineludible.
Pero no existe solamente el problema de los
accesos por carretera a la zona de Bilbao, uno de los más difíciles entre todas
las provincias españolas, y el de las comunicaciones entre los diferentes
núcleos urbanos y fabriles (como muestra tenemos el tramo de Bilbao hasta
Portugalete que requiere urgente ampliación y mejora), existen otros proyectos
más ambiciosos, como el famoso triángulo Bilbao-Vitoria-San Sebastián, que
desgraciadamente no ha pasado hasta ahora de mero proyecto, ya que en un plazo
corto no lleva trazas de que sea acometido a pesar de los grandes beneficios
que reportaría a toda la región.
![]() |
Aeropuerto
de Sondica en 1967
Imagen
tomada de la página “todocolección”. http://www.todocoleccion.net/
|
En cuanto a las líneas aéreas, su porvenir
debe de ser brillante, dado el gran tráfico de pasajeros que da nuestra provincia,
pero igualmente se precisa mejorar notablemente el aeropuerto de Sondica.
Como resumen puede afirmarse que el futuro
de Vizcaya depende de una parte no despreciable de que la mejora de nuestra
infraestructura se lleve a cabo, y para ello, todas las fuerzas representativas
de la provincia deben redoblar sus esfuerzos para lograrlo.
***
Publicado en 1965 por
Jesús Dorao Lanzagorta.
Obra original
perteneciente a los fodnos bibliográficos de la Fundación Sancho el Sabio
Fundazioa. (Vitoria-Gazteiz).
http://hdl.handle.net/10357/40211
No hay comentarios:
Publicar un comentario