Las acerías de Baracaldo y Sestao.- 1909
Fábrica de Altos Hornos de
Baracaldo, en 1908.
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Desde los
tiempos más remotos se conocían los criaderos de hierro de Vizcaya,
especialmente el de Somorrostro, en donde se encuentran grandes masas de
mineral, creyéndose sean las que Plinio el Mayor reconoció en el siglo l de nuestra
Era, y describió en estos términos: “En la parte marítima de la Cantabria que
baña el Océano, se alza un monte alto y escarpado, cosa maravillosa, formado todo
de hierro."
En la
décima centuria se embarcaba la vena dulce de Somorrostro, en la ría de Bilbao,
para algunos puertos de Guipúzcoa, mineral muy rico, que se continuó explorando
en galerías para surtir a las ferrerías extendidas por el país vascongado.
El
beneficio se hacía en la Edad Media en hornos establecidos en los bosques,
ejecutando a brazo todas las faenas, y llegó a alcanzar tal fama el hierro
vizcaíno, por su calidad superior, que no sólo surtía gran parte del mercado
español, sino que se exportaba a Francia, Inglaterra y los Países Bajos.
A
mediados del siglo XV desaparecieron las ferrerías de los montes y vericuetos,
trasladándose a las orillas de los ríos para utilizar los saltos de agua
directamente en las trompas, o por medio de ruedas de paletas y rodeznos
destinados a mover los martillos o mazos y los barquines o fuelles de cuero.
La
construcción naval adquirió gran desarrollo durante la décima sexta centuria,
contándose al final de la misma entre Vizcaya y Guipúzcoa trescientas ferrerías,
que elaboraban por término medio 1.000 quintales anuales cada una, destinándose
el hierro producido a los barcos, herramientas, artillería, armas blancas y de
fuego, anclas, cadenas, clavazón y herrajes diversos. Hubo otro período
floreciente de los astilleros vascongados durante los reinados de Fernando VI y
de Carlos III, en los que las fábricas de aquel país hacían importantes
suministros a los arsenales del Estado. A principios del siglo pasado había en
el señorío de Vizcaya 180 ferrerías, que elaboraban unas 4.000 toneladas anuales de hierro dulce, pero fue disminuyendo paulatinamente
la producción en años sucesivos por los adelantos introducidos en la industria
siderúrgica inglesa.
El primer horno
alto levantado en España fue el de la fábrica Heredia, en Málaga, construido en
1832. La casa Ibarra y Compañía poseía en Somorrostro minas importantes, en las
que explotaba la vena para transportarla a lomo a los puertos o enviarla á las
ferrerías, y en 1847 fundó en el valle de Guriezo, en la provincia de
Santander, una fábrica de hierro, dotada de un horno alto, que trabajaba con
carbón vegetal y viento frío, cinco hornos para pudelar y recalentar, y tres
trenes pequeños de laminación, con los que producía una excelente calidad de
hierro; y en 1854 implantaron en Baracaldo, cerca de Bilbao, otra fábrica de
hierro montada en mayor escala y con procedimientos más modernos que los de Guriezo.
La fábrica de
hierro de Baracaldo ocupaba una superficie de 64.000 metros cuadrados, pero con
objeto de ampliarla obtuvieron los Sres. Ibarra y Compañía la concesión de
terrenos ganados a la ría de Bilbao y al Galindo, sujetándose en la construcción
de los muelles al plan de encauzamiento general estudiado por el ramo de Obras
públicas y aprobado por el Ministerio de Fomento.
Se fueron
completando las instalaciones, y constaba de tres hornos altos de capacidad
reducida: uno de ellos marchaba con carbón vegetal, y los dos restantes con
cok, procedente de Inglaterra, dos máquinas soplantes, los montacargas,
calderas, aparatos de aire caliente y los depósitos de mineral completaban el
equipo.
La fabricación de
hierro dulce se hacía en 14 hornos de pudler con siete calderas de vapor, dos
martillos pilones, un tren de desbaste y tres trenes de laminación: el mayor,
el mediano y el pequeño, provistos de sus hornos de recalentar, cilindros, sierras,
tijeras, etc. Un taller pequeño de ajuste, otro de fundición y modelos, el
laboratorio y la calderería, servían a aquellas instalaciones de complemento.
El invento de
Bessemer para producir el acero por de carburación del lingote de hierro y el
de Siemens Martín para obtenerlo por medio de hornos a generación de gas,
cambiaron radicalmente el estado de la industria siderúrgica. Los nuevos métodos
de fabricación requerían minerales muy puros y exentos de fósforo, cuyas
condiciones llenaban cumplidamente los de Somorrostro, y hacia 1870 comenzó la
demanda activa de la mena vizcaína.
Fábrica de Altos Hornos en Sestao, en
1908.
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Hasta 1880 no empezó á cristalizar la
evolución para aplicar en gran escala el invento de Bessemer, destinado a la
producción de acero, implantando, al efecto, las instalaciones indispensables de
hornos altos y trenes potentes de laminación.
Para un cambio tan
radical se necesitaban grandes capitales; pero dado el crédito que gozaba la
casa Ibarra y el excelente concepto que merecían los resultados obtenidos por
la Sociedad comanditaria que funcionaba a nombre suyo, obtuvieron la
cooperación de otros hombres de negocios para formar la Sociedad anónima
titulada "Altos Hornos y fábricas de hierro y acero de Bilbao”.
Los Sres. Ibarra y
Compañía entregaron a la nueva Sociedad las dos fábricas de hierro de Baracaldo
y Guriezo, con sus minas y los contratos de minerales que tenían con las
Compañías extractoras.
El estudio de las
instalaciones proyectadas en la fábrica de Baracaldo, se encomendó al reputado
ingeniero inglés mister E. Waídsor Richards, bajo cuya dirección quedaron
terminadas en el transcurso de tres años escasos, produciéndose el primer
lingote de acero Bessemer el 8 de Octubre de l885.
La nueva Sociedad
fue desarrollando paulatinamente sus medios de producción y a fin de ponerse en
contacto con la red española de Caminos de hierro, se interesó en 1884 en la Compañía
del ferrocarril de Bilbao a Portugalete, que inauguró en 1887 la Sección de
Origen hasta el Desierto, poniéndose después en comunicación con la cuenca
minera de Ortuella.
En sus talleres se
construyeron máquinas de vapor de 600 caballos, locomotoras para el servicio
propio, puentes metálicos, embarcaderos, mercados y armaduras, y se disponía de
una instalación para el alumbrado eléctrico. La fábrica tenía montadas
diferentes instituciones de previsión y enseñanza, a saber: La Sociedad de Socorros,
Hospital, Caja de Ahorros, Sociedad Cooperativa, Retiros, Escuelas de primera
enseñanza, contribuyendo también al sostenimiento de la Escuela de Artes y
Oficies de Baracaldo. Acudió con sus productos a varias Exposiciones, habiendo
obtenido diplomas de honor en Madrid y Chicago en los años l880 y 1883, y medallas
de oro en Barcelona y en Burdeos, respectivamente, en 1888 y 1895.
Un grupo de
capitalistas bilbaínos inició también en 1882 la idea de construir en el
Concejo de Sestao otro grande establecimiento siderúrgico de primer orden.
Eligieron para
levantar la fábrica las marismas de Sestao, que por su amplitud y la
comunicación directa con las minas por el ferrocarril de Galdames, eran muy
adecuadas para la realización de la idea. Contando con minerales propios y un emplazamiento
excelente, constituyeron la “Sociedad Metalúrgica y de Construcciones" en
Septiembre de 1882 y con objeto de redondear la propiedad, adquirieron de
varios particulares y del Ayuntamiento de Sestao los terrenos comprendidos
entre la carretera de Bilbao a Portugalete y la marisma y solicitaron del
Gobierno autorización competente para proceder al desecamiento que se empezó en
la superficie necesaria para construir los altos hornos.
En 1900 tenía una
Caja de socorros y un hospital y ejercía el Patronato de la Sociedad
cooperativa. Presentó “La Vizcaya" sus productos en varias Exposiciones
universales, obteniendo diversas recompensas en la celebrada en Amberes en
1885, en Barcelona en 1888 y en París en 1880.
Teniendo en cuenta los fabricantes de hojalata
en Beasain, provincia de Guipúzcoa, las ventajas que para el suministro de
llantón les había de proporcionar la zona industrial de la ría de Bilbao,
convinieron en trasladar sus talleres á las marismas de Sestao en contacto con
la fábrica „La Vizcaya", para lo cual les cedió ésta en venta el terreno
necesario para sus instalaciones.
La mencionada
Sociedad colectiva comenzó la fabricación de hojalata en Sestao en 1887, y en
1890 se transformó en Sociedad anónima con el nombre de “Compañía Iberia".
Finalmente, y con
el objeto de explotar las fábricas de hierro, acero y hojalata de Baracaldo y
Sestao, se constituyó en Bilbao el 29 de Abril de 1902 la Sociedad anónima “Altos
Hornos de Vizcaya", como aportación de las extinguidas Sociedades antes
reseñadas, o sea “Altos hornos y fábricas de hierro y acero de Bilbao", “Sociedad
de Metalurgia y construcciones Vizcaya" y “Compañía anónima Iberia".
Publicado el 10 de Octubre de 1.909 en
VIDA MARITIMA.
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