Los Sucesos de Bilbao.- 1903
Trabajos en las minas.
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Antiguas
diferencias entre obreros y patronos se zanjaron en 1890 por la mediación del
general Loma, que obtuvo de los segundos la supresión de los barracones para
albergue do loa mineros y de las cantinas en que éstos habían de proveerse de los
medios de subsistencia. A pesar del tiempo transcurrido, unos y otros
continuaban sin suprimirse, y contra ellos se reiteraron las reclamaciones que,
por no ser atendidas, motivaron una huelga de los trabajadores de las minas,
secundada por los obreros de otros oficios.
Pacífica en un
principio, comenzaron las coacciones y los desórdenes, que exasperaron los
ánimos, estalló la lucha y se ensangrentaron las callea de Bilbao. Las
proporciones del trastorno hicieron necesaria la intervención del ejército, y
después de dolorosas escenas y de inmensa alarma en el vecindario, ante la
gravedad de los sucesos, se restableció el orden material y el capitán general
del distrito tuvo la fortuna de llegar a una solución del conflicto sobre las
bases siguientes, que consignó en su bando arbitral dicha autoridad:
“1ª. Los obreros acudirán al trabajo desde el día 2 del
próximo mes de Noviembre, entrando de lleno en la normalidad.”
“2ª. Desde el día 1º de Enero de 1904 el pago de los obreros
mineros se efectuará por semanas vencidas.”
“3ª. Por ningún concepto se obligará a los obreros a que
duerman en locales determinados, ni tampoco serán impelidos directa ni indirectamente
a proveerse en tiendas fijas.”
“4ª. La Junta de higiene de la provincia ejercerá la más
exquisita vigilancia para que sean reconocidos los víveres que se expendan en
las tiendas y cantinas situadas en las zonas mineras, para evitar la venta de
género averiados y de malas condiciones”.
Obtenida felizmente
esta concordia y reanudados los trabajos de aquel importantísimo centro fabril,
no hemos de recordar los detalles tristes de las escenas de la lucha
apasionada; pero sí haremos los votos más sinceros por que en la adopción de
justas y previsoras leyes y en la armonía entre patronos y obreros hallen
soluciones pacíficas las diferencias, sin que nunca se repitan las violentas escenas
que deplorarán siempre los hombres de buena voluntad.
Publicado el 8 de Noviembre de 1.903
En La Ilustración Española y Americana.
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