Vizcaya la Nueva.- 1916
Hemos querido recoger
en estas páginas las palpitaciones de la vida en Vizcaya y presentar a este pueblo
grande y trabajador en sus diversos aspectos y distintas modalidades,
rindiéndole de paso el debido homenaje de nuestra admiración. Para ello hemos
recurrido a varios de sus hijos, entre los muchos que la honran, hombres de
acción y pensamiento que han hecho compatibles los placeres de la fortuna y las
inquietudes del trabajo diario.
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Altos Hornos de Vizcaya.- La fábrica de
Baracaldo.
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Vizcaya es un
pueblo vivo, avanzado centinela del progreso. Sus ferrocarriles constituyen una
riqueza de producción proporcionalmente superior a los de cualquier lugar del
mundo; su puerto es un alarde de constancia y de fuerza; sus astilleros prueban
lodos los días que en ellos se trabaja con tanta perfección e intensidad como
en Clyde o Hartlepool; sus industrias eléctricas han invadido España entera;
sus afanes caritativos se revelan en obras de tanta importancia como los
hospitales de Basurto; su administración municipal, y provincial puede servir
como modelo a los Ayuntamientos y Diputaciones españolas; su actividad, su
tesón, su afán por la enseñanza y sus ideales artísticos, sus monumentales
palacios y sus lugares de estancia veraniega, sus paseos, sus avenidas y sus
playas y su amor a la tierra, hondo y sentido, hacen de este pueblo fuerte y
brumoso el propulsor de España hacia un porvenir digno de su historia y de su
nombre.
En este pueblo de
Bilbao no existe el señorito holgazán y presuntuoso. Los que nacieron entre
blondas y encajes, como los que tuvieron desde la cuna como destino la mina y
el taller, todos trabajan y son obreros, cumpliendo por igual la sentencia
bíblica que fuerza a ganar el pan con el sudor de la frente. Y aquí, en España,
donde la política divide a los hombres y encrespa los espíritus, Vizcaya da
constantemente un ejemplo de unión, fundiendo en una sola aspiración y en un ideal
común las opiniones particulares, atraídas y dominadas por el interés del
pueblo nativo y por el amor de la patria.
La admiración que
sentimos hacía esta hermosa región, es tan grande como honrado nuestro
propósito, manifestado en estas páginas.
Pero más que
nuestras palabras dirán los proyectos y aspiraciones del pueblo vizcaíno, al que
sus elementos directores llevan camino de un luminoso porvenir, conscientes de
su misión y bien impuestos de que las luchas futuras precisan armas de recio temple
que deben ser forjadas en los yunques de hoy. Por eso ahorramos palabras y
dejamos espacio a la enumeración de los proyectos que quieren para Vizcaya las
inteligencias privilegiadas y los espíritus bien fortalecidos del sus hijos
preclaros.
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D. Ramón de la Sota.
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Don Ramón de la
Sota trata de establecer en Sagunto unos Altos Hornos para convertir en acero
sus minerales de Sierra Menera. Su coste oscilara entre 30 y 40 millones de
péselas, con una producción de unas doscientas mil toneladas anuales en los comienzos
de la explotación para ajustarse a consumo interior y no quebrantar el
equilibrio comercial.
En sus astilleros Euskalduna
se ha establecido una grada para vapores de 8.500 toneladas, que llegará a
servir para vapores de 10.000 toneladas de carga, o sean 14.000 toneladas de desplazamiento.
Luego se colocarán hasta tres gradas. La construcción de los vapores se verifica
a la moderna, por series. El Mouro, último buque bolado al agua, es el
cuarto de una serie que ha sido construida. Este procedimiento tiene la ventaja
de que la maquinaria sea la misma para lodos los vapores de la misma serie y en
su consecuencia las reparaciones se realizan con más rapidez y economía.
Este Sr. Sota,
hombre de grandes alientos y de audaces iniciativas, ha pensado también en las
relaciones hispano-americanas; pero en forma positiva, abriendo una nueva vía
entre las Repúblicas Sudamericanas y Bilbao, para la cual construirá trasatlánticos
de tipo moderno, mixtos de carga y pasaje, de unas 10 o 12.000 toneladas y de 13 a 14 nudos de marcha.
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D. Horacio Echevarrieta.
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Don Horacio
Echevarrieta, cuyo nombre está a toda empresa bilbaína, tiene en proyecto la
ampliación de su flota de vapores, Pero su mayor preocupación son actualmente
los Saltos del Ter que producirán 32.000 H. P. efectivos, cuya energía
será llevada a Barcelona desde Selleras, en la provincia de Gerona, cuando haya
terminado la guerra.
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D. Federico Echevarría.
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Por su parte Don
Federico Echevarría, otro bilbaíno insigne, aplica intensamente su inteligencia
a los horrores del presente y a las inquietudes del porvenir. Piensa que cuando
la guerra acabe en los campos de batalla, se iniciará una lucha económica que
no podrá ser combatida con el sólo esfuerzo individual, siendo preciso el apoyo
del Gobierno para que el industrial no se sienta abandonado a la codicia
extranjera.
Cree, por tanto,
que es preciso un Gobierno estable, que imprima el mayor impulso posible a las
explotaciones en la cuenca minera.
En opinión del Sr.
Echevarría, la intervención del Gobierno debe ser activísima, adelantándose a
posibles acontecimientos que han lamentar su retraso, principalmente en todo lo
que se refiere a las relaciones mercantiles internacionales y al conocimiento
de los proyectos y medios de que hayan de valerse algunos beligerantes para
buscar compensaciones a los derroches des hacienda, en el mercado español.
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D. José María Martínez de las Rivas.
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También Don José María Martínez de las Rivas, tiene el proyecto
de terminar en breve la construcción en su fábrica San Francisco, de un
nuevo alto horno para lingote y trata de introducir otras importantes mejoras
que pongan a la fábrica en la mejor disposición para producir hierros y aceros.
En los Astilleros
del Nervión, donde acaba de votarse al agua el Mudela núm. 2, de 3.000 toneladas
de desplazamiento, y se han puesto quillas para otros dos barcos de 7.500 toneladas,
están en estudio los planos para otra nueva quilla.
Montará también un
gran taller de forja y otro de maquinaria en gran escala.
Mientras tanto, en
el Coto Musel, de minas de carbón en Labiana, se aumentará en todo lo posible
la producción destinada a la fábrica San Francisco, en cuanto quede
terminado un nuevo lavadero capaz de una producción mayor de la que se hace
actualmente. Y por lo que respecta a las minas de Galicia que forman el Coto
del Caurel, serán preparadas para la explotación dentro de unos años.
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D. Víctor Chávarri.
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Otros ilustres
bilbaínos tienen ideas dignas del temple de su raza. Don Víctor Chávarri, hijo de
aquel preclaro vascongado que llevó igual nombre, proyecta la briquetación del
mineral de la mina Dicido, para aumentar su valor y aprovecharlo en su
totalidad. La mina Dicido está enclavada en la provincia de Santander y
fue explotada por la Sociedad Dicido Iron Ore hasta que el Sr. Chávarri
la compró en trece millones de pesetas, nacionalizando una riqueza que estaba
en manos extranjeras.
En este gran
concierto de voluntades no podía fallar el conde de Zubiria, uno de los hombres
de espíritu más recios y de inteligencia mas cultivada entre lodos los que se afanan
por el progreso de Vizcaya la nueva. El ilustre bilbaíno, consciente del
porvenir, quiere para su pueblo días de mayor esplendor y se dispone también a ser
propulsor de grandes negocios, desarrollando iniciativas que aumentarán el
prestigio de su nombre y fomentarán el crédito de la Invicta Villa. A su
talento y a su voluntad, ha de deberse la ampliación de algunas empresas y el
mejoramiento de otras que vendrán a ser nuevas fuerzas creadoras de energía y
de vida.
Mucho más
pudiéramos decir de los proyectos y afanes de estos hombres esclarecidos que quieren
para su pueblo el mayor grado de progreso y de bienestar. Fuertes de cuerpo y
recios de espíritu, hallan sus mejores placeres en el trabajo, entre el estrépito
de las máquinas y crepitar de los martillos y en la contemplación del ancho mar
que ofrece todos los días nuevos y fecundos caminos. Otros hombres que llevaron
su mismo apellido pusieron los sólidos cimientos en que se asienta este
pueblo de presente risueño y floreciente porvenir. Estos abnegados varones de
hoy, han seguido el ejemplo de sus antecesores y han llegado al corazón de la
tierra para explotar su tesoro, y han labrado para la Invicta Villa de las libertades
una corona de hierro. Sean estas líneas el sincero homenaje de otros hombres, firmes
creyentes en el trabajo y en el porvenir de la patria, a un pueblo que todo lo
debe a su fe, a su constancia y a su voluntad.
Publicado el 12 de Agosto
de 1.916 en
LA VOLUNTAD
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