La
última piedra del muelle de Portugalete. - 1887
En la tarde del 12
del actual, S. M, la Reina Regente, con sus augustas hijas, después de visitar
el balneario de Las Arenas, donde fué recibida con afectuoso respeto y noble
sencillez por el Sr D. Ezequiel Aguirre, propietario de! renombrado
establecimiento, embarcóse en la falúa Real, y se dirigió á la cercana villa de
Portugalele.
Allí debía
celebrarse, bajo la presidencia de la Reina, una solemne ceremonia: la
colocación de la última piedra del muelle, coronamiento y remate de costosas
obras, realización de esperanzas largo tiempo acariciadas por el comercio de la
invicta villa de Bilbao y de su hermana Portugalete.
Colocación de la ultima piedra de el muelle de Portugalete por S.M. la Reina Regente el 12 de Septiembre de 1887. |
Aquella piedra, que
era de mármol, con una inscripción alusiva a la ceremonia, estaba sostenida por
fuerte grúa encima y a corta distancia del lecho de cal en que había de
asentarse, y dispuesta de manera que con ligero esfuerzo de la mano de la
Reina, que tiró de un cordón de seda, cayese con rapidez y quedara encajada en
su sitio definitivo.
El gentío que
presenciaba el acto desde tierra, y también a bordo de numerosas embarcaciones
de todas clases, prorrumpió en aquel momento en aplausos, vítores y
aclamaciones de entusiasmo; el muelle de Portugalete estaba terminado; la
última piedra de las obras representaba en aquel instante el limite
infranqueable que el Supremo Hacedor señaló al Océano, diciendo a las rugientes
olas «¡No pasaréis de aquí!».
La Reina Regente,
por propia iniciativa, y de acuerdo con los Sres. Presidente del Consejo de
Ministros y Ministros de Gracia y Justicia y de Marina que acompañaban á S. M. dignóse conceder la gran cruz de Isabel la
Católica, recompensa al mérito, al distinguido ingeniero Sr. D, Evaristo de
Churruca, autor del proyecto y director de las obras del muelle; y esa
inteligente iniciativa de la Reina interpretó con tanta fidelidad los deseos
del público bilbaíno, que la Cámara de Comercio y la prensa periódica de la
invicta villa iniciaron una suscripción pública, en el siguiente día, para
regalar al Sr, Churruca (que tan dignamente lleva el patronímico del héroe
ilustre de Trafalgar) las insignias de la honrosa condecoración que S. M. le
había otorgado.
La augusta señora
se dirigió en seguida a la casa Consistorial, donde aceptó un refresco, y
después de disponer que sus Altezas Reales la Princesa de Asturias y la infanta
Doña María Teresa regresaran al palacio de Zabalburu, con el objeto de no alterar su régimen
de vida, y de concurrir al Te Deum que se cantó en la iglesia de la
villa, embarcóse en la Real falúa para regresar por la ría a Bilbao.
Playa de Portugalete, a la izquierda el arranque del muelle de hierro o de Churruca. |
Publicado el 30 de septiembre de 1887 en
La Ilustración Española y Americana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario