LAS
MINAS DE SOMORROSTRO. II - 1882
Costa de Vizcaya, vista desde Saltacaballos.- 1874 |
Somorrostro 1874
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Por ser lo primero
que recorre el curioso al acudir á Bilbao para visitar la región minera, he
indicado
el aspecto que ofrece su afamada ría, y, una vez vista, el
ánimo se siente impulsado a contemplar más de cerca la rica montaña de Triano.
Trasladémonos a la inmediata carretera que va de Castro a la capital de Vizcaya,
en uno de sus puntos más elevados, en las estribaciones del otro lado del
Serántes, a San Pedro Abanto, por ejemplo. Desde aquellos lugares, tristemente famosos,
inmortalizados en la última guerra civil y en los que yacen tantos hermanos,
víctimas de la lucha que sostiene el pasado con el presente, veamos la curiosa
perspectiva que ofrece la montaña de las minas, que ocupa el fondo del cuadro
desde los bajos del horizonte donde está Somorrostro, al Noroeste, hasta las
lejanas colinas de Bilbao, que dibujan al Sur sus múltiples picos.
Al pié del
observador pasa la carretera entre San Pedro y Santa Juliana, el sitio tan
disputado durante los combates, y en primer término, sobre la verde colina de
Castilzarro se eleva, airoso y elegante, el hospital minero de Vista-alegre,
por lo hondo de cuya vega, siguiendo el curso de los arroyos y arrimándose a
las minas, se extiende la sinuosa línea del ferro-carril de Galdames, que sube
á la estación de Pucheta, colocada sobre aislados peñascos de caliza llena de
fósiles, en medio de frondosa verdura, al pié de un animado cargadero de
mineral, y dominando a la mina Carolina, cuyas rojas y extensas
escombreras, que caen sobre el profundo barrio de aquel nombre se destacan
entre la masa del oscuro arbolado de robles y castaños, formando contraste con
el verde amarillento de las lozanas viñas de chacolí, que cubren algunas
laderas. Las escombreras y el
ferro-carril se pierden hacia la derecha detrás de los peñascos de La Calera,
mientras la carretera avanza por el límite de la colina cruzando el precioso
barrio de Las Carreras, frente á las casas de Murrieta, hasta las hondonadas del
pié del Montano, donde se distinguen San Martin de Somorrostro y la imponente
ruina de la torre del insigne Lope García de Salazar.
Somorrostro: Catillo de Muñatones
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Sobre esta primera línea, y ya en las faldas de Triano, se descubre
el animado teatro de las minas. A la izquierda del paisaje, encima del
hospital, se ven a lo lejos, la silueta cortada de la mina Concha donde la Sociedad Franco-Belga tiene sus
famosos planos del Cadegal; por la ladera inmediata y más cercana bajan hacia
los grandes depósitos de Ortuella, ocultos en la hondonada, cuatro diversos
tranvías aéreos, cuyos numerosos y altos caballetes de madera se determinan perfectamente
sobre lo oscuro del fondo; en las pertenencias de la mina Manuelita se
alza el populoso y animado barrio de Gallarta, verdadera capital de la
comarca explotada, formado ayer mismo, con su esbelta iglesia, su creciente
caserío, sus cargaderos de las minas Cesar y Ser, sus tres líneas
férreas y sus tranvías aéreos; á su lado se notan los desmontes colosales de la
gran mina San Miguel y los de la Begoña, los puntos donde se
trabajan las llamadas Catalina, San Bernabé y Diana, por
delante de las cuales se mueven los trenes del ferro-carril de Alonso, y en
torno á cuyas labores se alza el gran barrio de El Campillo, recién creado, como el de Gallarta y
como el de La Barga, que apenas se alcanza a distinguir allá en la
silueta de la montaña, a la cabeza de los grupos de las minas más altas de la vertiente
que termina en Las Conchas.
Sobre la línea de
la estación de Pucheta se ven las labores de San Fermín, Justa y Trinidad,
con sus planos inclinados, y a mayor altura, detrás, la subida de
Triano con sus minas, y en su oscuro perfil, los cortados peñascos, más lejanos
aún, de Matamoros, donde están las grandes canteras de La Orconera.
Aquella altura que
cierra el fondo por el Sudoeste, es la cumbre ó campa de Triano, ocupada por
las pertenencias de la mina Carmen y otras, sobre el cerro más próximo
de El Cotarro, y cuyo perfil prolongan hacia Somorrostro las elevadas crestas
de Moruecos, con sus frondosas arboledas de robles en la falda. Los altos de
Triano están pelados; no tienen árboles, y sólo cubren la extensión total de su
superficie , en todo lo que no está abierto al laboreo de minas, los heléchos,
las argomas y los brezos. El observador puede distinguir con sus anteojos de
viaje el gran movimiento que se agita en aquellas laderas, y á simple vista
observa también sin cesar el rápido movimiento de múltiples trenes, vacíos ó cargados,
que cruzan la superficie del terreno á diversas alturas. «Toda aquella montaña
es de hierro», decían los antiguos; y sin embargo de ser esa afirmación
bastante exagerada, bien puede asegurarse que hay en ella mucho más mineral del
que á primera impresión se ve y se calcula. Cuanto queda apuntado, visto desde
el frente de las minas de Triano, no es, ni con mucho, la tercera parte del
terreno que toda la región minera comprende.
Al contemplar este
cuadro, acuden á la mente estas preguntas : ¿Cómo se formaron los criaderos de hierro?
¿Qué riqueza tiene el mineral? ¿Cómo están distribuidas y cómo se trabajan las
minas? ¿Quién utiliza el hierro? ¿Qué porvenir tiene esta industria?. Cuestiones
son todas a las que trataré de responder del mejor modo posible en los breves
capítulos siguientes. Este trabajo de divulgación científica, escrito en
obsequio á los distinguidos lectores de LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA, es
el resultado de una reciente visita hecha á las afamadas minas de Vizcaya.
El curioso que desee conocer más especiales
detalles, de diversas clases, datos nuevos y viejos, aunque escasos éstos, referentes á Somorrostro,
busque, ya inéditos ó impresos, en archivos y bibliotecas, los trabajos siguientes:
Garibay, Crónica de España;
Henao, Antigüedades de Cantabria;
Pedro Mejía, Grandezas de España;
G. Bravnio, Urbium
prcecipuarum theatrum mundi;
Villarreal de Berriz, Máquinas de molinos y ferrerias;
P. Respaldiza, Mecanismo del Cepotegui;
Bowles, Introduccion á la Historia Natural de España;
Elhuyar, Estado de las minas de Somorrosíro;
Echanove (D. F.), Mejora de la fabricación del hierro;
Amar de la Torre, Minas de Somorrosíro;
Heros, Descripción de Balmaseda;
Conde de Villafranca, Observaciones geológicas sobre el
país vascongado español (en alemán); D'Archiac, Sur la craie de l’Espagne
(Hist. Des prog. De la geol., vol. V);
Schulz, Relación calificada de las minas de Cantabria;
Collette. Reconocimiento geológico del Señorío de
Vizcava;
Verneuil, Del terreno cretáceo en España;
Verneuil, Collomb y Triger, Note sur uneparíic du pais
basque espagnol;
Delmas (D. J.), Guia histórico-descriptiva de Vizcaya;
Goenaga, Estado de la industria minera en Vizcaya;
Mañé y Flaquer, El Oasis;
E. Bourson , Les Mines de Somorrosíro;
Adán de Yarza, Apuntes geológicos acerca del criadero de
hierro de Somorrostro;
W. Gill (M.
Inst. C. E.), The iron ore district of Bilbao;
Lazúrtegui y
Larrea, Practical guide to the port of Bilbao;
Czyszklovski, Exploration gcologique de la región
Bilbao-Somorrosíro;
M. Bourson, Plan general et detaillr des mines de Bilbao;
Marco Martínez, Plano general de las minas de las
inmediaciones de Bilbao;
F. B. de Urúburu, Plano de las minas y vías de trasporte de
la zona minera de Vizcaya,
y además el Boletín de la Comisión del Mapa Geológico, el
Boletin de la Societé Geologique de France, y la curiosa colección de
diarios de Bilbao: el Irurac-Bat, El Noticiero Bilbaíno, El Porvenir, El
Noríe, La Union Vasco-Navarra, y algún otro, pues que todos ellos, celosos
de los intereses del país, han tratado a menudo con gran ilustración y claro
criterio las cuestiones que más directamente se relacionan con la vida de esta
poderosa industria nacional.
Origen de los criaderos.- Clases de mineral.- Composición
quimica.- División y situación de las minas.
Montes de Galdames - 1874
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Los criaderos
llamados propiamente de Somorrosíro constituyen el núcleo o centro de la
región ferrífera, y están rodeados hasta considerable distancia por otros
valles y montes, que contienen también minas de hierro, de inferior calidad al
parecer, pero de gran extensión superficial, y que reciben los nombres de las
jurisdicciones municipales en que radican. Así se sabe que hay minas en
explotación, o denunciadas, en los términos de Arrigorriaga, San Miguel de
Basauri, Bilbao, Baracaldo, Güeñes, Somorrostro y Galdames, que
comprenden una superficie de 20 kilómetros de longitud por seis a ocho de
anchura, situadas, casi en totalidad, desde Bilbao, a la izquierda y a muy
corta distancia de la vía, y cuyo eje está orientado en la dirección NO.-SE.
De las principales
minas que en tan amplio espacio existen, se han extraído : en los tiempos
antiguos, incalculables cantidades de mineral fácilmente fusible ó vena; en
el año pasado, dos millones ochocientas mil toneladas de toda clase de
mineral; en los cuatro últimos años se han exportado siete millones ciento
ochenta y ocho mil seiscientas noventa y seis toneladas, y, según el cálculo
verificado por los ingenieros españoles, hace ya algún tiempo, sólo de la zona
de Somorrostro, con sus criaderos de Matamoros y Triano, podrán extraerse aún
ciento sesenta millones de toneladas.
Cargadero y plano inclinado de “La Orconera”
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Una pregunta muy natural ocurre al observador al encontrarse
en presencia de tan extensa comarca metalizada y de tan positiva cantidad de mineral acumulado;
es ésta : ¿Cómo se formó aquí tan colosal depósito de hierro?. No es ciencia muy vulgarizada aún la
Geología, para que puedan ser comprendidas sus enseñanzas por la generalidad de los lectores que se
dedican á los estudios amenos de las descripciones de las grandes obras y
empresas, que hoy preocupan al espíritu humano, y muy difícil es, por cierto,
prescindir de su tecnicismo para responder á esa pregunta; pero resumiendo en
las menos palabras posibles cuanto debe entenderse respecto á la formación del
suelo de las minas en cuestión, y tomando la historia de la constitución de la
tierra desde su principio, recuérdese :
Que nuestro planeta, como todos los demás, fue en su primera
fase una masa gaseosa en estado incandescente, condensada después y reducida de
volumen y al estado líquido por un enfriamiento, cuya causa se desconoce. En
este estado adquirió la forma esferoidal de los cuerpos en rotación, y presentó
el aspecto de un mar inflamado, sin riberas ni límites. Aumentó el enfriamiento
y empezó á constituirse la costra sólida, en forma de escorias y de cristales,
rodeada de una atmósfera de gases luminosos y encendidos, cual hoy aparece el
sol. También nuestra tierra fué, en efecto, sol con luz propia, que se apagó un
día, como se apagará el que nos alumbra y anima.
Plano de
minas y vías de transporte de la Zona Minera de Vizcaya. F. Baltasar de
Urúburu.. 1880
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Región ferrífera de Bilbao. S. Czyszkowski, 1876
(MTIBlog)
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Costa
de Vizcaya: Vista desde Saltacaballos - 1926
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RICARDO BECERRO
DE BENGOA
Publicado
el 8 de Diciembre de 1882 en la revista:
LA
ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA
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