La Sociedad Altos Hornos de
Vizcaya y el florecimiento de nuestras industrias siderúrgicas y de
construcción.- 1916
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Vista parcial
de la fábrica de Baracaldo, de Ricardo Gómez Gimeno.
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Nada más satisfactorio para VIDA MARÍTIMA y sus lectores, así
como para La Liga Marítima, de
que esta publicación es órgano de información y propaganda, que la impresión
que causa la lectura de la Memoria que el Consejo de Administración de la
Sociedad Altos Hornos de Vizcaya ofreció a la aprobación de sus accionistas en
la Junta general ordinaria que debió celebrarse el 25 de Abril último.
En lo que concierne
a la Marina mercante, no puede nunca considerarse verdaderamente nacionalizada la
construcción de sus unidades, mientras no sea dable fabricar en España las
grandes piezas de acero, como rodas, codastes, etcétera, que entran en la construcción
de sus cascos, y las grandes también del mismo material, como ejes de las
hélices, de cigüeñales, barras de conexión, rotores de turbinas, etc., que
figuran como elementos esenciales en la constitución de sus máquinas.
Al examinar una
máquina montada en un taller o factoría española, o el casco de un buque en
grada, próximo a la época de su lanzamiento, recibimos la impresión de algo
grande que se hace en España, representativo del vigor industrial de la patria,
si en el primer caso se trata de una máquina de gran volumen, capaz de
desarrollar unos miles de caballos de fuerza, y en el segundo, de un buque
mercante de gran tonelaje, o un crucero o un acorazado, aunque sean de mediano
desplazamiento.
En rigor, esta
impresión de independencia y de poderío industrial, puede ser equivocada, o por
lo menos, afectada de grande error, sino nos preguntamos, de cascos y máquinas,
cuáles de sus piezas forjadas y fundidas son de manipulación propiamente
española y cuáles de importación extranjera.
El casco de un
buque, sus planchas, angulares, todo linaje de refuerzos y consolidaciones,
puede ser de acero laminado que salió de talleres españoles, pero si las
grandes piezas mencionadas, aunque labradas para su montura y ajuste en España,
son de importación extranjera, aquel casco no es propiamente español, aunque su
propiedad sea española, porque no se ha creado en España íntegramente. No es,
integralmente, un producto de la industria nacional. En esto, nos parece, puede
diferenciarse lo que es propiedad privada de lo que es propiedad nacional,
porque el último concepto tiene toda su soberana validez, cuando la nación por
su sólo esfuerzo y perfección industrial ha conseguido crear totalmente todas
las partes, grandes, chicas y medianas que constituyen el complejísimo entramado
de un buque, sea mercante, sea de guerra.
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Altos hornos Nº 3 y 4 en Baracaldo, de
Ricardo Gómez Gimeno.
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Lo que decimos del buque,
decimos de sus máquinas. No está la nacionalidad industrial de ésta en lo
pequeño, accesorio, fácil y múltiple, máquinas auxiliares, grandes y pequeñas piezas
de fundición de hierro y bronces, de aceros moldeados, de pequeñas piezas de
forja, cilindros, camisas, distribuidores, excéntricas, ejes auxiliares, etc.,
etc., sino en aquellas otras piezas grandes y magníficas que dan el rendimiento
definitivo, las barras de transmisión, los ejes de cigüeñales, los rotores de las
turbinas, los poderosos engranajes o mecanismos reductores de su velocidad
angular, etc., etc. No es que todo lo demás no sea muy respetable, puesto que
constituye una etapa del desarrollo industrial, pero le falta el sello definitivo de poder y pujanza de la industria
nacional, cuando no ha cerrado el ciclo de su evolución abordando la manufactura
de las grandes piezas aludidas.
El Japón para el
vértigo de sus construcciones actuales necesita de enorme importación
extranjera. Lo mismo y en mayor escala ocurre con los Estados escandinavos en
el florecimiento industrial y marítimo que el conflicto europeo les ha hecho posible.
Italia ha podido ser potencia de primer orden e intervenir en la contienda
europea para sus reivindicaciones históricas, merced a su esfuerzo perseverante
de muchos años de nacionalizar aquellas industrias, a pesar de no poseer hierro ni carbón, que son sus cimientos.
España se prepara a recorrer el camino de su independencia industrial con
factorías de construcción como la Sociedad Española de Construcción Naval y la
Euskalduna, y con la amplificación de sus talleres y nuevas implantaciones de
herramental y producción que acomete la Sociedad de Altos Hornos de Vizcaya.
En estos tiempos
que corremos de agobio económico, unos, al fijar sus miradas en el panorama de
la producción nacional, sólo buscan dividendos y materia contributiva. Otros
buscan, mirando al porvenir, la energía con que el capital y el espíritu de
empresa y de acometimiento se desenvuelven en el camino anhelado de la
independencia económica. Nada significa para el beneficio nacional, por mucho
que signifique para el privado, una abundante cosecha en la cuenta de pérdidas
y ganancias, si su masa no se bifurca, dirigiéndose un ramal audazmente a
nuevas creaciones, porque ganar para ganar más, perfeccionando y modernizando
el utillaje y amplificando el capital fijo para nuevas producciones y
acumulando reservas para mantener a manera de volante la circulación en días o períodos
de depresión y de competencia y lucha, es la fórmula de un régimen industrial
que va derecho a la victoria. A la redacción de VIDA MARÍTIMA nada le va ni en
todo rigor le importa la ganancia abundante y momentánea que es un interés privado,
sino la utilización de ese excedente de energía transitorio en una resolución
enérgica de salir nuestra industria, vigorizada y rejuvenecida, al encuentro de
la competencia mundial en los días no muy lejanos en que la paz se establezca en
Europa.
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Convertidores Bessemer en Baracaldo, de
Ricardo Gómez Gimeno.
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Toda política económica
que no se inspire en este ideal está, a nuestro juicio, categóricamente
equivocada. Si se agobia al capital atributos, ¿cómo se quiere que luche? ¿Cómo
puede luchar? Al examinar esta cuestión socialmente se ponen en juego sus tres
factores fundamentales: capital, trabajo y tributación, poniendo de manifiesto,
con todo el relieve posible y exagerado que la índole del asunto consiente, el
desamparo del trabajo y las ganancias del capital durante la guerra, que se califican
de fabulosas. Implícitamente se presenta al capital como algo esencialmente
individualizado que utiliza para su provecho exclusivo las circunstancias
excepcionales que el trastorno económico europeo le ofrece. Es una visión
estrecha y mezquina que se niega a advertir la mentira económica de considerar
al capital como disociado de la actividad del conjunto nacional, como elemento
aventurero entregado sin responsabilidad pública ni social a especulaciones
egoístas sin conexión alguna con el interés nacional. Tal modo de ver las cosas
es desconocer las funciones propias del capital, que no es un amontonamiento de
utilidades contantes y sonantes, sino un instrumento de desarrollo industrial
que, como toda función vital, muere o huye de la lucha, procurándose el
descanso, si una pesadumbre de tributación o un ambiente hostil le arrebatan o
despojan de las energías que necesita para el cumplimiento de su misión
nacional y social. ¿Qué duda cabe que la Compañía Sota y Aznar encargando a la
Euskalduna 140.000 toneladas de construcción se prepara para contingencias
venideras y hace honor al pabellón nacional en su esfuerzo en colocarse en
condiciones de competencia?. Lo que
decimos de esta Compañía y de la Euskalduna decimos de la Transatlántica, de la
Sociedad Española de Construcción Naval, de la Sociedad de Altos Hornos de
Vizcaya y de las demás entidades similares.
Cuestión es ésta
que ha de ocuparnos más de una vez, por lo que nos limitamos hoy a copiar de la
Memoria de los Altos Hornos, los siguientes párrafos, rogando a nuestros lectores
fijen su atención en ellos y en todo el alcance que implican:
“ NUEVAS
INSTALACIONES y PROYECTOS. —En el curso del ejercicio que reseñamos hemos
prestado atención preferente a la fabricación de aceros especiales con destino a
la defensa nacional, obteniendo los aceros al cromo-níquel, para proyectiles, con
inmejorable resultado en cuantas pruebas se han realizado con ellos por las
Comisiones españolas. Hemos fabricado también los aceros al carbono para
escudos del material de campaña, y esperamos poder surtir también a la
industria nacional de automóviles de los aceros especiales para los órganos de
gran precisión y alta resistencia empleados en dichos aparatos. Del mismo modo
estamos instalando un horno eléctrico de arco, para la producción de aceros
especiales en cuya composición puedan entrar diversas aleaciones que
caracterizan a los aceros de alta resistencia en su combinación con el cromo,
el níquel, el tungsteno y otros componentes.
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Hornos Martin-Siemens, de Ricardo Gómez
Gimeno.
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Falto el país de un
gran taller de forja, e inspirándonos en un sentimiento de altruismo patrio,
hemos acordado instalar en la fábrica de Sestao un taller especial de esta
clase, donde se puedan forjar grandes masas de acero hasta de 60 toneladas de
peso, tales como cañones, piezas para los montajes de los mismos, rotores de
turbinas, ejes para máquinas, rectos y acodados, rodas, codastes, árboles de
hélice, tanto de acero binario al carbono, como de acero terciario o
cuaternario, al níquel, cromo o cromo-niquel. La parle del edificio dedicada exclusivamente
á la forja tendrá una longitud de 90 metros por 20 de ancho y 15 de elevación y
contendrá dos prensas hidráulicas de 2.000 y 800 toneladas de potencia. A
continuación de la nave de forja va la parte dedicada al tratamiento térmico de
las piezas forjadas y en especial al de los elementos de cañones. Adosada a
estas naves va otra de 120 metros de longitud por 20 de ancho para el emplazamiento
de los tornos, cepillos, barrenas, taladros, etc., necesarios para trabajar y
manejar piezas de 60 toneladas. La maquinaria para todo este departamento hemos
encargado a una casa de Norte América,
y el costo de instalación será de cuatro millones de pesetas aproximadamente.
Sintiéndose también
en el país la falta de las primeras materias para la fabricación de explosivos,
estamos instalando en la fábrica de Sestao los aparatos precisos para la
obtención del benzol, propio para automóviles y muy especialmente para el
tolueno, de un alto poder explosivo.
En la fábrica de
Baracaldo, y en el departamento de acero Bessemer, se han puesto en marcha los
dos convertidores de 15 toneladas, así como la máquina soplante a gas de 2.300 caballos,
en relación con los mismos, todo con resultado muy satisfactorio. Sigue detenida
la instalación del tren Blooming por no poder recibir la maquinaria a causa de
la guerra.
Con objeto de dotar a las fábricas de un constante caudal de
aguas, y evitar de esta suerte los efectos que en época de sequía se sienten
por la escasez de este líquido, hemos adquirido en propiedad un volumen de 150
litros por segundo de tiempo del río Cadagua, paraje Castrejana. En estos
momentos nos ocupamos de instalar la sala de bombas, y proseguiremos la
instalación con el tendido de la tubería de sección suficiente para conducir
los 150 litros antes mencionados.
Las obras del
edificio para escuelas dedicado a la enseñanza de los hijos de nuestros obreros
están muy adelantadas, por lo que esperamos poder terminarlas en el curso de
este año.
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Taller de forja en la fábrica de
Sestao, de Ricardo Gómez Gimeno.
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En la fábrica de
Sestao hemos inaugurado la quinta balería de hornos de cok capaz para 70.000
toneladas de este producto, con resultado satisfactorio. Longitudinalmente a
esta batería hemos acordado instalar otra, que llevará el número 6 de la citada
fábrica, capaz para 45.000 toneladas de cok, cantidad que juzgamos
indispensable para atender a la menor producción que puedan proporcionarnos las
paradas de las restantes baterías como consecuencia de las reparaciones que
necesariamente han de llevarse a efecto en las mismas, para mantenerlas siempre
en buen estado de conservación.
El departamento de
hornos Siemens cuenta ya con seis hornos de a 20 toneladas de capacidad cada
uno, que, con los tres antiguos de 14 toneladas, forman un equipo de nueve unidades
instaladas en este departamento.
Seguimos dando el mayor impulso posible a la instalación del
tren continuo, cuya complicada maquinaria esperamos montar en el curso de este
ejercicio.
Por último, pasamos
a daros cuenta que hemos acordado formar una flota de vapores de tonelaje
suficiente para verificar el transporte del carbón necesario para nuestras
fábricas.
Para llevar a
efecto este propósito, hemos encargado a la Sociedad Española de Construcción
Naval la construcción, en sus astilleros de Sestao, de dos barcos de 4.500
toneladas de carga cada uno, de un tipo especial y muy adecuado para esta clase
de transportes. Sin perjuicio de llevar a efecto este programa con barcos de
nueva construcción y tipo adecuado, nos ha parecido oportuno en las presentes
circunstancias adquirir dos buques de unas 7.300 toneladas de carga total entre
ambos, cuya compra hemos hecho a una casa naviera de esta villa, previa la correspondiente
escritura llevada a efecto en el mes de Febrero de este año, desde cuya fecha
navegan las referidas embarcaciones por nuestra cuenta.”
Publicado el 30 de Junio
de 1.916 en
VIDA MARÍTIMA.
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