domingo, 14 de junio de 2015

Los Sucesos de Bilbao.- 1903

Los Sucesos de Bilbao.- 1903

La capital de Vizcaya, de nombre tan célebre en la historia de nuestras luchas civiles, y que tan envidiable fama ha adquirido también como industriosa y rica, ha sido teatro de un gravísimo conflicto y de muy lamentables sucesos, con motivo de la lucha por las cuestiones sociales que agitan nuestro tiempo.


Trabajos en las minas.
   Antiguas diferencias entre obreros y patronos se zanjaron en 1890 por la mediación del general Loma, que obtuvo de los segundos la supresión de los barracones para albergue do loa mineros y de las cantinas en que éstos habían de proveerse de los medios de subsistencia. A pesar del tiempo transcurrido, unos y otros continuaban sin suprimirse, y contra ellos se reiteraron las reclamaciones que, por no ser atendidas, motivaron una huelga de los trabajadores de las minas, secundada por los obreros de otros oficios.

   Pacífica en un principio, comenzaron las coacciones y los desórdenes, que exasperaron los ánimos, estalló la lucha y se ensangrentaron las callea de Bilbao. Las proporciones del trastorno hicieron necesaria la intervención del ejército, y después de dolorosas escenas y de inmensa alarma en el vecindario, ante la gravedad de los sucesos, se restableció el orden material y el capitán general del distrito tuvo la fortuna de llegar a una solución del conflicto sobre las bases siguientes, que consignó en su bando arbitral dicha autoridad:

“1ª. Los obreros acudirán al trabajo desde el día 2 del próximo mes de Noviembre, entrando de lleno en la normalidad.”
“2ª. Desde el día 1º de Enero de 1904 el pago de los obreros mineros se efectuará por semanas vencidas.”
“3ª. Por ningún concepto se obligará a los obreros a que duerman en locales determinados, ni tampoco serán impelidos directa ni indirectamente a proveerse en tiendas fijas.”
“4ª. La Junta de higiene de la provincia ejercerá la más exquisita vigilancia para que sean reconocidos los víveres que se expendan en las tiendas y cantinas situadas en las zonas mineras, para evitar la venta de género averiados y de malas condiciones”.

   Obtenida felizmente esta concordia y reanudados los trabajos de aquel importantísimo centro fabril, no hemos de recordar los detalles tristes de las escenas de la lucha apasionada; pero sí haremos los votos más sinceros por que en la adopción de justas y previsoras leyes y en la armonía entre patronos y obreros hallen soluciones pacíficas las diferencias, sin que nunca se repitan las violentas escenas que deplorarán siempre los hombres de buena voluntad.

Publicado el 8 de Noviembre de 1.903


En La Ilustración Española y Americana.

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