sábado, 28 de enero de 2017

Babcock a la deriva.- 1978

Babcock a la deriva.- 1978


   “Se trata de recuperar el tiempo perdido. Estamos como al principio, a la búsqueda de un marco para la negociación”.

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   Estas palabras de un trabajador de Babcock Wilcox, miembro de la comisión de representantes que intenta ante la Administración una solución a la crisis de la empresa, resumen el estado general: suspensión de pagos, abandono absoluto por parte de la gerencia, movilizaciones de los obreros y presiones para que se produzca una intervención del Gobierno.

   La pasada semana, mientras en Sestao 5.000 trabajadores de Babcock Wilcox iniciaban una ocupación progresiva de la factoría en apoyo de la incautación, seis miembros de su comité de representantes negociaban en Madrid una salida para la crisis. El cierre de Babcock Wilcox podría representar el paro para 20.000 trabajadores de Vizcaya, que dependen directa o indirectamente de ella.

   En el Ministerio de Industria, el nuevo titular, Agustín Rodríguez de Sahagún, informaba a los trabajadores que no habrá incautación de Babcock Wilcox porque el INI ya no va a ser un hospital de empresas privadas. El ministro de industria opina que en el presente modelo de economía social de mercado no encajan este tipo de intervenciones. Sin embargo, Rodríguez de Sahagún formuló una propuesta: la formación de un equipo de cinco profesionales –uno de ellos representante directo de los trabajadores- que trate de articular un proyecto satisfactorio para las tres partes: obreros, accionistas y acreedores. Habrá de contar para ello con la participación de nuevos socios, financieros y de gestión y recibirá todos los beneplácito, y necesariamente los créditos, de la Administración.

Agustín Rodríguez Sahagún
   A cambio de ello, los accionistas verán mermado su capital social, los acreedores tendrán que renunciar a una parte de sus derechos y los trabajadores habrán de pactar una serie de compromisos previos: aceptación de la reestructuración de plantillas y topes salariales, entre otros.

   Para el ministro, la propuesta es un hallazgo que puede hacer de Babcock Wilcox el prototipo de retorno al punto de partida que les coloca de nuevo al comienzo de las negociaciones. Las indecisiones y las diferencias en el equipo económico del Gobierno han hecho perder un tiempo precioso. Mientras, el Juzgado ha hecho ya pública la suspensión de pagos de Babcock Wilcox y el abandono ha producido daños difícilmente reparables.

Historia reciente

   La publicación de la suspensión de pagos coincidió con las gestiones realizadas en Madrid por la comisión de trabajadores. Precisamente, la comisión había conseguido entrevistarse ese día –después de muchas dilaciones y demoras- con el entonces ministro de Economía, Fuentes Quintana, y un grupo de parlamentarios vascos, en representación de los trabajadores, conversó igualmente con el entonces ministro de Industria, Alberto Oliart. Esa misma noche, los dos interlocutores miembros del Gobierno dejaban de pertenecer a él. Como no hay dos sin tres, también el ministro de Trabajo, con quien la comisión de Babcock había tratado problemas de reducción de jornada y otros asuntos laborales, era igualmente cesado en la crisis ministerial. De este modo y vistas las circunstancias, la comisión de trabajadores de Babcock Wilcox se veía obligada –Fuentes Quintana dimitido; cesados Oliart y Jiménez de Parga- a partir de cero.

   Situada en un núcleo de fuerte conflictividad laboral –la margen izquierda de la ría de Bilbao-. Enmarcada en un ámbito de crisis (Echevarría, Altos Hornos, Aurrerá, etcétera), la Babcock Wilcox produce bienes de equipo y proporciona trabajo a 5.500 personas directamente. Su industria auxiliar da empleo a otras 1.500, aproximadamente. Es decir, que la paralización de actividades ocasionaría la pérdida del puesto de trabajo a más de 20.000 personas en una región, Vizcaya, donde, según datos de la Delegación de trabajo, se presentan en los últimos meses dos expedientes de crisis por día.

   Esto en el terreno laboral. En cuanto a la utilización industrial de la producción, los bienes de equipo fabricados por Babcock Wilcox están destinados, fundamentalmente, a las centrales nucleares. En estos momentos, y debido a la deficiente gestión empresarial, que se remonta a varios años atrás, la cartera de pedidos está prácticamente a cero. Sin embargo, la compra de bienes de equipo es necesaria al desarrollo industrial, y si la actividad de Babcock Wilcox cesa habrá que recurrir a la importación.

www.hiru.eus
¿Cómo ha podido ocurrir?
   La primera pregunta que surge cuando se toma contacto con el problema de Babcock es: ¿Cómo se ha podido llegar, partiendo de un pasado reciente de beneficios, a la situación actual? El comité de trabajadores explica así las fases de la crisis: “La situación financiera se vino deteriorando desde 1972. La dirección, sin querer hacer frente a esta realidad, se limitaba a poner parches eficaces tan sólo en el momento. La mayoría de las veces, los ejercicios de cada año no reflejaban la verdadera situación de la empresa”.

   “A los problemas financieros se añadieron –continúan los trabajadores- tres factores decisivos: una política comercial de desastre, la falta de planificación como no fuera a plazo inmediato y la aguda descapitalización. Se perdieron mercados como los de locomotoras y calderas, por ejemplo y nadie hizo nada por impedirlo. Por no sabemos qué razones, la atención se centró en el mercado de las centrales nucleares. En cuanto a la situación financiera, Babcock Wilcox tiene un capital social de 1.000 millones, inferior incluso al 10 por 100 del volumen medio de sus ventas. El accionariado se encuentra muy diseminado, aunque controlado, y los mayoritarios –Banco de Vizcaya y Babcock inglesa. Se han desentendido del problema”

   Sin embargo, y aunque la procesión iba por dentro, Babcock Wilcox vivió en prosperidad hasta 1976. Hasta esa fecha, nadie se preocupó por el futuro y, como en tantos otros casos, los trabajadores no tuvieron acceso a fuente alguna de información que les permitiera deducir la inminencia del desastre. Se crearon filiales y se estableció una complicada jerarquía empresarial, sobre dotada de cargos y competencias, que se reveló en su funcionamiento pesada y, lo que es mucho más grave, ineficaz.

   En estas circunstancias les sorprendió la crisis económica. Es ahora cuando “nadie compra un torno porque no sabe si luego se lo va a tener que comer”, y una industria de fabricación de bienes de equipo –muy especializada y realmente con pocas alternativas- sufre todas las consecuencias adversas.

Los dueños de la Babcock

   La composición de la Babcock Wilcox es, a grandes rasgos, la siguiente: Un 10 por 100 del capital perteneciente a Babcock inglesa; un 7,5 por 100 al Banco de Vizcaya; un 12,5 por 100 es de lo que los trabajadores llaman “las grandes familias”, los Oriol, Ybarra, Urquijo, Sendagorta, Torrontegui. El 70 por ciento restante figura a nombre de pequeños accionistas, controlados en realidad por las grandes familias y la Banca. El Consejo de Administración, sobre todo hasta el advenimiento de la crisis, ha estado integrado por los más ilustres apellidos. Cuando llegaron las vacas flacas, la empresa buscó hombres para obtener una liquidación saneada del negocio. Surgió primero el Plan Millá, en el que se incluía la venta de la sección más rentable de la factoría –la de productos tubulares- a una segunda empresa, de la que eran propietarias varias personas estrechamente vinculadas con Babcock. Los trabajadores se negaron una y otra vez a la reducción del patrimonio e insistieron en que, con la ayuda y el control de la Administración, la Babcock Wilcox podría ser rentable.

   Se propuso entonces el nombramiento de un nuevo gerente, Fernando Capelástegui. La designación no llegó a producirse porque Capelástegui no quiso aceptarla, al parecer por presione familiares. El papel de liquidador no suele resultar muy atractivo. En estas circunstancias ya no es posible hacer frente a los acreedores –a los trabajadores hace ya mucho tiempo que no se les para y tiene que ser la Administración la que, presionada por la comisión ha de improvisar fondos- y es entonces cuando en Junta general de accionistas se acuerda la suspensión de pagos.

   Para los trabajadores de Babcock Wilcox, la lucha se ha organizado en dos frentes. El primero, inmediato, condición “sine quanon”, consistió en obtener el pago de los salarios adeudados. Una estrategia combinada de gestiones y acciones populares y una casi infinita paciencia llevaron al éxito. Salarios atrasados por un valor total de 1.500 millones de pesetas se abonarán el 20 de diciembre y cantidades menores en fecha posterior.

   La segunda batalla es la más dura: que la Babcock Wilcox no se cierre y se mantenga el puesto de trabajo de los 5.500 empleados, así como las mejoras sociales que alcanzan a un millar de jubilados. Más aún, conocida la ineficacia de los gestores de la empresa, que sean hombres de la Administración los que se hagan cargo del funcionamiento de Babcock Wilcox.


   Las palabras del ministro de industria parecen apuntar en esta línea. “Creo que existe una Babcock viable”, dijo en el transcurso de una reunión con el comité de representantes. De forma paralela, y en apoyo de las peticiones de los trabajadores, todos los grupos parlamentarios, excepto UCD y AP, han dirigido una interpelación al Gobierno para que busque una solución al tema de la Babcock Wilcox. Mientras en Sestao puede volver a producirse la ocupación pacífica de la factoría y en las calles las manifestaciones, cientos de miles de firmas, de todos los sectores de Vizcaya, se unen a los pliegos de la interpelación parlamentaria. Para el ministro de Industria, la Babcock puede ser una empresa prototipo. Para Euskadi, la Babcock Wilcox es un problema de todos.

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Publicado por María José Alegre en 1978

en Cuadernos para el diálogo.

Obra original perteneciente a los fondos bibliográficos de la Fundación Sancho el Sabio Fundazioa. (Vitoria-Gazteiz).

http://hdl.handle.net/10357/13220



sábado, 21 de enero de 2017

Sefanitro. Una industria contra un pueblo.- 1977

Sefanitro. Una industria contra un pueblo.- 1977

   En Bilbao ha nacido “Herri Lan” grupo que se define como “un equipo de profesionales del derecho, economistas, médicos, ingenieros, aparejadores… abierto a cualquier profesional, que quiera trabajar en el estudio del urbanismo, ecología, medio ambiente, sanidad y enseñanza. Y cuando decimos abierto es que solamente nos exigimos unos criterios mínimos de conciencia ideológica”.

De forma resumida, éstos serían:

1.º Visión de la situación política actual como desarrollo capitalista (monopolios y multinacionales) amparado por el estado burgués, desatendiendo a las clases trabajadoras.

2.º Consideración del capital como artífice de la ciudad industrial en detrimento de la calidad de vida.

3.º Acentuación de las contradicciones entre los intereses del capital y los populares.

   El ejemplo que el equipo “Herri Lan” da con este estudio concreto de 50 páginas que abarca todos los aspectos del primer problema, que consideran el de SEFANITRO, creemos que marca la pauta que cada vez será más frecuente de asunción por parte de los propios interesados en los problemas que las grandes empresas plantean a los núcleos de población a quienes el estudio ofrece los datos y deja la solución en manos de quien debe tomarla, el pueblo.


SEFANITRO y Baracaldo

   El informe de “Herri Lan” señala como justa la oposición del pueblo de Baracaldo a la ampliación de la Planta de Amoniaco de SEFANITRO a la que son favorables los partidos mayoritarios, y las Centrales Sindicales USO, UGT y CCOO. Señala el que la empresa ha logrado enfrentar a los trabajadores con el pueblo de Baracaldo, del que ellos son parte, confundiendo también a partidos y centrales. El Ayuntamiento de la villa parecía haber sido convencido de su error de permitir la ampliación por los informes técnicos y jurídicos del Asesor Jurídico del propio Ayuntamiento, el Recurso de las asociaciones de Vecinos y el informe de la Cátedra de Derecho Administrativo de Bilbao, cuando se retira el Contencioso que presentaba junto con las Asociaciones. El problema concreto de Baracaldo en este caso es un índice de lo que ha pasado en el País Vasco a gran escala y también en el resto de España, el gran capital ha planificado la industrialización buscando el máximo rendimiento con el mínimo coste social, provocando la degradación del nivel de vida, el cáos urbano, la contaminación y el riesgo de descapitalización.


SEFANITRO: Historia

   A fines de 1972 SEFANITRO HABÍA FORMULADO a la Dirección General de Industrias Químicas su proyecto de ampliación de la planta de amoniaco de Luchana-Baracaldo proyecto mantenido en secreto hasta 1974: el 31 de Octubre del mismo año, la Comisión Permanente del Ayuntamiento acuerda informar favorablemente la petición.

   Tanto por parte de la empresa como del Ayuntamiento el asunto se había llevado en el mayor secreto y de poco claro.

   Los vecinos ven de repente como empiezan las obras y se plantean el dilema de aceptar la planta o rechazarla. Intentan conseguir una copia del proyecto para informarse pero ni SEFANITRO ni el Ayuntamiento ni la Comisión Provincial de Servicios Técnicos ni el Colegio de Ingenieros se la facilitan. Durante 1975 y1976 continúan los hechos, el Ayuntamiento tan pronto resuelve a favor de SEFANITRO (31-10-74, 13-2,76, 29-9-77) como en contra (27-6-75, 9-4-76) motivadas éstas por la presión de las Asociaciones de Vecinos, manifestaciones de hasta 50.000 personas, recursos de reposición y los informes citados del Asesor Jurídico del Ayuntamiento y la Universidad de Bilbao. Como broche, la empresa amenaza con cerrar la planta por razones económicas si no se autoriza la ampliación, lo que es un chantaje a los trabajadores que llevará al enfrentamiento de los mismos con los vecinos.

   Los partidos políticos: PSOE, UCD, PNV, AP, PC; las centrales CC.OO., UGT, USO y ELA-STV se declaran favorables a la ampliación. Los vecinos piden un referendum que es denegado por el Ayuntamiento se retira del contencioso-administrativo quedando las Asociaciones de Vecinos solas frente a todos.


Aspectos económicos

   Los productos fabricados por SEFANITRO son fertilizantes destinados al abastecimiento del campo español, ese campo en el que el gran capital eatá ahora penetrando tras haberse servido de él para la industrialización del país; el gran capital ha ido controlando gradualmente todos los procesos que intervienen en el campo: suministro de fertilizantes, talleres de maquinaria agrícola, comercialización de productos agrícola, comercialización de productos etc. SEFANITRO no es ajena a este montaje. Sus productos son necesarios para el campo y viceversa; el gran capital controla el campo y SEFANITRO es contralada por aquél.

   Las buenas perspectivas de la empresa se ven cortadas en 1976 al tener que cerrar la planta de amoniaco de la factoría de Luchana-Baracaldo por insuficiente suministro de gas de Cock; ante la escasez propia y el cierre se tuvo que importar. Para subsanar esto la Dirección propone la instalación de una nueva fábrica en sus terrenos, con una producción de 300.000 toneladas (La mayor de España y una de las más grandes de Europa).

   Pese a la actual situación las perspectivas son buenas por:

1º. El interés del gran capital por el campo.

2º. La necesidad de fertilizantes para los nuevos regadíos.

3º. La extensión del uso del abono químico.

4º. La posible apertura de mercados internacionales.

   Ante la escasez actual de amoniaco la producción de la planta en proyecto la cubriría por entero.

   Los informes económicos de SEFANITRO señalan un fuerte endeudamiento motivado por los créditos que pidió cuando creía que la nueva planta se realizaría sin problemas. Pero la situación de la empresa no es desesperada; tiene asegurada casi por completo la importación de materias primas y libres de aduanas. SEFANITRO pasa por un mal momento debido a la mala política crediticia. Si deja la instalación de la planta, rescinde los créditos y vende los materiales contratados, es más que probable que la empresa saliera a flote a medio plazo pues la venta del material ya comprado para la planta (antes de la devaluación) sería un buen beneficio. Esto nos lleva a la conclusión de que más que superar la crisis económica por medio de la nueva planta, es el afán de mayores beneficios (Beneficiándose de la subvención estatal a la producción de amoniaco) lo que SEFANITRO persigue. A ello le ayudaría la ideal ubicación de su factoría en Luchana-Baracaldo, con toda la industria e infraestructura circundante.


Ordenación del territorio

   Todo proceso de crecimiento económico va acompañado de la aparición de problemas urbanísticos, sociológicos, económicos, cuya solución será el logro de un equilibrio social de todos los grupos que intervienen en el proceso de crecimiento. Hoy seguimos un periodo de desajustes en los que el pueblo bien poco puede hacer como no sea asumir y sufrir los costos sociales.

   El Juego de SEFANITRO es apoyarse en argumentos de coyuntura crítica para aplicar y consolidar su política logrando así la máxima eficacia y rentabilidad; solo considera el espacio en función de la mejor localización para sus intereses económicos eludiendo el aspecto global del entorno industrial y urbano. La insistencia de la empresa limitándose a un exclusivo emplazamiento responde al propósito de rápida rentabilidad y mínima inversión, al que ya estamos acostumbrados.

   En Agosto del 76 SEFANITRO encarga a O.C.I.N.C.O. un estudio de otros posibles emplazamientos (señalados de antemano por ella), el informe que resulta muy débil. Las condiciones pedidas sólo podían ser cumplidas en el emplazamiento actual.


Contaminación y peligrosidad

   Las condiciones climatológicas de la comarca del Gran Bilbao en la que está enclavado Baracaldo no son las más óptimas para la industria química por otra parte tan abundante. Los contaminantes emitidos son muchos y su influencia sobre la salud grande; la situación de contaminación de la Ría de Bilbao es quizá la mayor de España.

   SEFANITRO no es ajena a este fenómeno y más peligrosa es por su situación dentro del casco urbano, no habiendo cumplido sus instalaciones todas las medidas de seguridad requeridas.

   El Ministerio de Industria emitió en Mayo del 75 un Plan Piloto sobre la contaminación de la zona, lo que obligó a tomar medidas correctoras a muchas empresas. Entre ellas la que nos ocupa y este plan no se está llevando a la práctica o se realiza con lentitud.


Aspectos jurídicos del problema

   Un poco sobre hechos consumados, nuestra legislación ha pretendido imponer unos mínimos correctores que aliviarán la contradicción entre desarrollo industrial y degradación del medio ambiente; en Noviembre del 61 se publica el Reglamento de Actividades Molestas, Insalubles, Nocivas y Peligrosas. Este Reglamento junto con la Orden del 15 de Marzo de 1963 da instrucciones sobre la aplicación y Ordenes Municipales de cada Ayuntamiento, constituyen legislación vigente sobre el tema.

   Un proyecto de la envergadura del de SEFANITRO obtiene el visto bueno de la Alcaldía con sólo 10 días de información pública.

   La industria está emplazada dentro del casco urbano, incumpliendo el Reglamento de Actividades Molestas e Insalubles, en algunos casos a sólo 30 m de las casas cuando la distancia mínima legal es de 2.000 m, dentro de un radio de acción de 2.000 m a partir de SEFANITRO hay no menos de 200.000 habitantes además es una zona altamente contaminada.

   Como ya dijimos al principio, las Asociaciones de Vecinos son las únicas que han seguido oponiéndose a la ampliación de la planta de amoniaco, teniendo pendiente el recurso contencioso-administrativo al que el Ayuntamiento retiró su apoyo. Continúan insistiendo en la celebración de un referendun para que sea el pueblo entero el que tome la decisión final sobre este problema, similar a tantos otros, el mayor de los cuales es de llenarnos de Centrales Nucleares toda España.

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Publicado en 1977

Obra original perteneciente a los fondos bibliográficos de la Fundación Sancho el Sabio Fundazioa. (Vitoria-Gazteiz).

http://hdl.handle.net/10357/22599



sábado, 14 de enero de 2017

Vizcaya, la industria en picado.- 1975

Vizcaya, la industria en picado.- 1975


   Ante la recesión actual en la industria vizcaína que afecta a casi todos los sectores, especialmente el del metal, han sido numerosas las voces de alarma oídas estas últimas semanas en esta provincia.

Altos Hornos de Vizcaya
   En reunión celebrada el día 15 del pasado mes los 65 empresarios del sector del metal, en el que están encuadrados sectores como la siderurgia, electrodomésticos, construcción naval, herramientas, aceros, bienes de equipo, etc., han anunciado: “la gravedad de los problemas comunes y sin que se vislumbren mejores perspectivas en un futuro inmediato. Desde hace meses se ha observado una continua recesión en la demanda, con el consiguiente incremento de stocks, que alcanza, en bastantes casos, niveles muy superiores a los normales y provocan, asimismo, una fuerte reducción en la producción, llegando a infrautilizaciones de la capacidad productiva en algunas situaciones del cincuenta por ciento”.

   La creciente inflación y la crisis económica internacional, con la elevación de costes de producción dificultando la autofinanciación, hacen difícil no sólo las exportaciones, sino también cualquier medida reactivadora. A estas serias dificultades, que provocan el pesimismo industrial vizcaíno del momento, se añaden la imposibilidad o la renuncia a invertir. Inversión considerada en estos momentos como prácticamente nula.

Altos Hornos y Sestao al fondo.
   Por otra parte, la continua recesión de la demanda ha provocado una gran acumulación de los stocks, sin gran esperanza de liquidarlos normalmente a corto plazo.

   La industria pesada suele ser la última en entrar en este tipo de crisis a nivel nacional. En este caso, la vizcaína se puede ver, y de hecho se resentirá de la doble crisis nacional e internacional. Si en Europa el hundimiento de la siderurgia está llevando consigo el paro, que se traduce en una reducción de los horarios de trabajo y en una disminución de las importaciones y exportaciones (en la CEE, por ejemplo), nuestro país puede verse sometido a una ola de paros forzosos que incrementaría una tensión social de todos ya conocida. En muchas empresas vizcaínas se plantea ya la posibilidad de reducir plantillas y suprimir horas extraordinarias. Los empresarios que han dado su voz de alarma consideran que si a nivel nacional muchos sectores han tocado fondo, las empresas vizcaínas, por su parte, no lo han hecho todavía: “La situación es suficientemente crítica como para que se tomen medidas urgentes antes de tocar fondo”, comentaba a CAMBIO16 un empresario de la margen derecha. También este debilitamiento económico se resiente en los sectores químicos, del papel y la madera, previéndose en empresas medianas o pequeñas expedientes de crisis o hundimientos espectaculares.

La industria entre Baracaldo y Axpe.
   En otro orden de cosas y según fuentes bancarias, la evasión de capital en la provincia de Vizcaya en los últimos meses se cifraría en la suma de trescientos millones de dólares.

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Publicado el 6 de Octubre de 1975 en la revista CAMBIO 16

Obra original perteneciente a los fondos bibliográficos de la Fundación Sancho el Sabio Fundazioa. (Vitoria-Gazteiz).

http://hdl.handle.net/10357/13591
     


jueves, 5 de enero de 2017

Vizcaya, falla la infraestructura.- 1975

Vizcaya, falla la infraestructura.- 1975

Actividad de en la ría del Nervión a la altura de Sestao.
    Cuando en estos momentos de crisis económica generalizada, tanto a nivel mundial como nacional, se examina la economía de Vizcaya, dentro del conjunto de su cada vez más extensa zona de Influencia, extendida ya no sólo a las Vascongadas y Navarra, sino a una gran parte de las provincias de Santander, Burgos y Logroño, sorprende comprobar que los problemas que afectan a otras zonas son aquí diferentes y en líneas generales menos graves que en la mayor parte del país. Lo que no resulta tan fácil es examinar las causas de estas diferencias.

   Conviene recordar primeramente que, según los estudios realizados por el Banco de Bilbao, la renta por habitante de las tres provincias que integran el País Vasco es la más elevada de todo el país. Por delante, desde luego, de Madrid y Barcelona. Es la consecuencia de una importante industrialización, en primer término, acompañada de una agricultura poco brillante, pero muy rentable, y un sector servicios de primera fila: Banca, seguros, transporte marítimo.

   Tal vez por ello, por ser bastante diversificada y por no haber resultado afectado ninguno de sus sectores clave por la actual crisis es por lo que se aprecia menos el parón general de la economía y especialmente el aspecto más lamentable del mismo, que es el paro obrero.

Sectores y paro.

   Fundamentalmente, los sectores más afectados por la actual recesión a nivel nacional son el textil, la construcción, el automóvil y -el año pasado pero parece que no el actual - el turismo. Ninguno de estos sectores tiene importancia grande en el País Vasco, salvo el de la construcción, en el que se han dado determinadas circunstancias especiales, como son la construcción del superpuerto y la central nuclear de Lemoniz, que han aliviado sensiblemente los problemas del mismo.

   No existe en Vizcaya industria textil alguna. Tampoco la confección reviste importancia. Por lo que hace referencia a la industria del automóvil, es evidente que la industria auxiliar del mismo había experimentado en otras ocasiones de crisis graves dificultades, que ahora no se han producido como consecuencia fundamentalmente de una cierta diversificación de producciones en muchos de los talleres y, por otra parte, porque el impacto no ha sido brusco, sino relativamente lento y, sobre todo, esperado. En consecuencia, se pudieron suavizar los efectos inevitables.

   El turismo en toda esta región es local, cuando no nacional. Los extranjeros no son excesivamente numerosos, y en aquellas zonas próximas, como Santander, no son clientes de hoteles, sino, por regla general, propietarios de apartamentos desde hace años. En consecuencia, han continuado viniendo, porque el costo en España es normalmente inferior que en el extranjero, especialmente en Francia.

   No ha habido, en consecuencia, paro. Los periódicos continúan publicando anuncios pidiendo personal, tanto cualificado como peonaje. Es esta la mejor muestra de que la actividad económica general mantiene un ritmo relativamente normal.



La inflación

   El problema más grave, como en todos los aspectos de la economía, es el de la inflación, que viene a ser idéntica a las de las otras zonas del país. Ahora bien, la consecuencia de esta Inflación ha sido un endurecimiento a la hora de negociar los convenios colectivos. Diciembre y enero han sido, a este respecto, meses muy conflictivos. Sin embargo, y a pesar de que las huelgas han sido muchas, no se ha producido ningún conflicto realmente grave y sobre todo excesivamente duradero, como fue en su día el de Laminación de Bandas. Finalizado el periodo de contratación colectiva, la conflictividad puede decirse que ha desaparecido, aunque existe un gran Interés sobre las normas concretas recientemente aprobadas sobre la regulación de la huelga.

   La entrada en vigor simultáneamente de centenares de convenios colectivos, en los que como mínimo se recogía la mejora salarial que suponía el aumento del coste de la vida, ha producido bruscamente un Incremento en la  capacidad adquisitiva de la gran masa de la población que ha hecho que en los primeros meses del año haya persistido la tensión inflacionista. Incluso no han disminuido las compras de determinados artículos de uso duradero como son automóviles y electrodomésticos. Sin embargo, a medida que van transcurriendo los meses, la situación tiende a normalizarse y el peso de los cada vez más elevados precios, incide sobre el público.

   Un fenómeno interesante es el de la demanda de pisos y apartamentos' ya 'construidos que se mantiene firme, pero sin excesivas alegrías, ya que los precios de los mismos se aquilatan al céntimo.

Buques en los Astilleros Euskaduna

El sector siderúrgico

   Tal vez una de las principales razones por las cuales el impacto de la crisis en Vizcaya no ha sido muy grande ha sido la situación del sector siderometalúrgico, que representa un 60 por 100, aproximadamente, de la actividad industrial. Mientras que determinadas ramas y especialmente la de electrodomésticos sufren los efectos de la recesión, otras muchas y especialmente todas las relacionadas· con el petróleo, como fábricas de tubos accesorios y derivados, tienen trabajo asegurado para tres o cuatro veces sus posibilidades.

   Los astilleros, que tienen un futuro un tanto difícil, ofrecen en estos momentos una actividad intensa. Y con ellos la industria auxiliar. Y, por otra parte, la exportación, cada vez más importante en esta zona, está sufriendo dificultades del mercado nacional. En definitiva, no existen problemas especiales, porque el de la inflación y las alzas de precios no son exclusivos de esta provincia.

Imagen aérea del Abra.
La infraestructura

   Cara al futuro, donde las dificultades van a ser mayores será en lo relativo a la infraestructura. El Estado ha dejado de realizar muchas obras fundamenta1es; que ha hecho suyas la iniciativa privada. El superpuerto y las autopistas son los ejemplos más claros. Pero en los años venideros se apreciará claramente lo que se ha dejado de hacer. Especialmente en acceso, en atenciones hospitalarias, en enseñanza, etcétera.

   El problema del aeropuerto es un problema vivo y diario que todos .padecemos. El laberinto y las dificultades del tráfico son probablemente los más intensos de España. Las nuevas autopistas de acceso a la Meseta y enlace con Cataluña y las otras provincias del Cantábrico facilitarán la comunicación “a larga distancia” pero aumentarán los problemas de los accesos y del tráfico interior. Y lo mismo sucederá con el superpuerto, el mayor de España y el peor comunicado.

   Estos problemas son los que han de resolverse en los próximos meses, no años, porque si  se espera a los años no es probable que tengan solución.

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Publicado el 27 de Mayo de 1975 por Fernando Barrena en la revista CAMBIO 16

Obra original perteneciente a los fondos bibliográficos de la Fundación Sancho el Sabio Fundazioa. (Vitoria-Gazteiz).

http://hdl.handle.net/10357/13591