domingo, 2 de agosto de 2015

Los ferrocarriles de Vizcaya y el puerto de Bilbao.- 1916

Los ferrocarriles de Vizcaya y el puerto de Bilbao.- 1916

Fragmento del plano de las obras de la ría y el Abra de Bilbao.

   Poco después de abrirse al público el ferrocarril de Madrid a Hendaya, se inauguró, hacia el año 1863  el de Tudela a Bilbao por Miranda, que fue el primero que se estableció en Vizcaya.

   La construcción de esta línea fue un arranque digno del espíritu emprendedor del pueblo de Bilbao, y los valientes comerciantes que emprendieron tan magna empresa merecen nuestra mayor gratitud, porque su entusiasmo no se limitó al acometimiento prematuro de la obra, sino que supieron llevarla a cabo con un criterio tan grandioso, que asombra cuando se recuerda lo que entonces era la invicta villa.

   En el centro de ella se levanta la estación de Bilbao, como muestra de la singular gallardía de aquellos patriotas que hace más de cincuenta y tres años construyeron esta instalación que aun hoy es suficiente para el tráfico, no obstante el extraordinario crecimiento de la villa. Este mismo amplio criterio subsiste en el trazado de la línea, que es inmejorable en planta y en perfil, tanto, que el paso de la Divisoria Cantábrica se salva con pendientes que nunca llegan al uno y medio por ciento, mientras que en los tres pasos de la misma cordillera, situados al Oeste, existen muchas y más largas alineaciones al dos por ciento, y esta afortunada previsión coloca a Bilbao en ventajosas condiciones.

   A pesar del buen criterio que dominó en la instalación de la línea y de la explotación sencilla y económica, planteada desde un principio, como el país no prosperó en los primeros años con la rapidez necesaria, y ocurrió luego el levantamiento carlista, que paralizó por completo el tráfico, la Compañía de Tudela a Bilbao se vio en el duro trance de declararse en quiebra, y el ferrocarril pasó a manos de la Compañía del Norte.

El tiempo ha venido a demostrar que no se equivocaron aquellos intrépidos comerciantes al plantear el problema con la amplitud que lo hicieron, pues esta línea, arruinada casi al nacer, es ahora uno de los principales factores de prosperidad de la Compañía del Norte, hasta el punto de que en el año de 1913, último de explotación normal, el beneficio líquido por kilómetro, que alcanzó fue por lo menos diez veces mayor que el obtenido en la línea principal de Madrid a Hendaya.

   Con corto intervalo de la inauguración del ferrocarril de Tudela a Bilbao, se construyeron cinco nuevas líneas férreas destinadas todas ellas al transporte de minerales de hierro.

   La primera, de vía normal, por la Diputación de Vizcaya, con la denominación de Ferrocarril de Triano, y las otras cuatro de vía estrecha, por las Compañías de Galdames, Luchana-Mining, Franco Belga y Orconera. El resultado financiero de estas empresas ha sido espléndido, a causa de las condiciones del transporte y de la abundancia de mineral.

   La construcción de la red de ferrocarriles secundarios de Vizcaya se inició en 1882 con la línea de Bilbao a Durango, que atraviesa un país industrioso y muy poblado, y como las obras se ejecutaron con gran economía, el resultado financiero fue altamente halagüeño, lo que estimuló a los capitalistas a la construcción de otros ferrocarriles de servicio local, que no en todos los casos dio igual resultado económico, porque en algunos se trataba de trazados que exigían obras importantes que aumentaban
los presupuestos, y por otra parte, las zonas servidas no eran tan ricas ni tan pobladas como la del primero.

   La línea de Durango a Zumárraga tuvo ya un carácter más general, pues no sólo venía a prestar un servicio local, sino que facilitó la comunicación con San Sebastián, estableciendo además un nuevo empalme con la línea del Norte. Más tarde se construyeron los ferrocarriles de Santander, de San Sebastián por Elgoibar y de La Robla a Valmaseda.

   Quedó así virtualmente terminada la red de los ferrocarriles secundarios vizcaínos, dentro de los límites de su provincia, con una longitud de 264 kilómetros, sin contar los ferrocarriles mineros y la línea de interés general de Tudela a Bilbao, pero el esfuerzo hecho por Vizcaya es mucho mayor del que de lo expuesto se deduce, porque las prolongaciones de estas líneas por Guipúzcoa, Santander, Burgos, Palencia y León, que suman una longitud casi doble de la enclavada en Vizcaya, fueron también construidas con capitales vizcaínos en su gran mayoría. Todas estas líneas y sus prolongaciones se han construido sin subvención alguna del Estado, y el resultado del negocio en conjunto ha sido mediocre para los accionistas, pero no así para la Hacienda, que ha obtenido y continúa obteniendo de él pingües beneficios.

   La electrificación de algunas de estas líneas o trozos de ellas, especialmente las de intenso tráfico de los alrededores de Bilbao, contribuiría al fin que se persigue.

   La persona o entidad que consiga aunar voluntades para la fusión de las Compañías hoy existentes, o por otro medio adecuado, prestará a la provincia un señalado servicio.

   Estos ferrocarriles secundarios puede decirse que se hallan en comunicación con la ría, porque los pocos que aún están aislados podrán afluir a ella por el ramal de Matico a Azbarren, en construcción; pero tienen una importancia primordial para el tráfico marítimo el ferrocarril de Tudela a Bilbao, prolongado hasta Portugalete, y los ferrocarriles mineros que transportan grandes cantidades de minerales de hierro para ser embarcados en muelles particulares a todo lo largo de la ría.

   Son excepcionales las ventajas que presta para el embarque de toda clase de mercancías el puerto de Bilbao, porque éste no sólo comprende la ría, desde Achuri, donde llegan las mareas, hasta su embocadura en Portugalete, con un recorrido de 14 kilómetros, sino también el puerto exterior, que mide una superficie de 300 hectáreas.

   La ría, como es sabido, era de muy difícil navegación en toda su longitud, pero muy especialmente en su embocadura, hasta el punto de que antes del año 1878, en que comenzaron los trabajos para mejorarla, no podía contarse con más de un metro de agua en bajamar equinoccial, pero ya en el año 1886 el calado mínimo de la barra excedía de cuatro metros, y el tonelaje medio de los buques que frecuentaban la ría había triplicado, y como consecuencia, los fletes del mineral de hierro al Canal de Bristol, que en 1872 llegaron a 17 chelines, quedaron reducidos a menos de cuatro.

   Todo esto produjo un aumento tal en el tráfico, que en el año de 1886-87 se exportaron 3.872.535 toneladas de mineral de hierro, y el movimiento total del puerto fue de 4.394.434 toneladas.

  Circunstancias tan favorables contribuyeron a mejorar la situación financiera de la Junta, y esta, considerando los beneficios que podría reportar al pueblo de Bilbao y a la provincia la construcción de un puerto exterior, que era el complemento obligado de la obra ejecutada en la ría, se decidió a llevarlo a cabo, pero como, no obstante el aumento obtenido en la recaudación, era necesario reforzar los ingresos de la Junta, solicitó del Gobierno, con el entusiasta apoyo de la Cámara de Comercio y Centro Minero de Bilbao, el aumento del impuesto de exportación que para las obras cobraba, a la vez que una subvención del Estado, y solicitó y obtuvo también subvenciones; de la Diputación de Vizcaya y del Ayuntamiento de Bilbao.

Playa y puerto de Algorta y al fondo el Abra de Bilbao.
   Como resultado de las gestiones practicadas, recayó el Real decreto de 1888 en el que después de ensalzar “el patriotismo, digno de imitación”, de la Cámara de Comercio y Centro Minero de Bilbao, se concede por el Estado una subvención de 250.000 pesetas durante doce años económicos.

   Resuelto este punto esencial, el día 1º de Septiembre de 1888 se comenzaron las obras el puerto exterior proyectadas por el eminente ingeniero D. Evaristo de Churruca, hoy conde de Motrico, a cuya inteligente y asidua labor durante treinta y un años se debe la creación del puerto de Bilbao, de que con justicia nos enorgullecemos.

   Se construyeron dos rompeolas, que segregan del Abra una superficie de 300 hectáreas, capacidad suficiente para establecer el puerto de refugio y para instalar dentro de él muelle de atraque para los grandes trasatlánticos.

   El rompeolas del Oeste mide 1.450 metros, y el del Este, llamado comúnmente contramuelle, 1.100 metros. Entre los extremos de los dos rompeolas queda una boca de 600 metros, orientada de tal modo, que dificulta la transmisión de la mar hacia el inferior y hace fácil la entrada y salida de los buques, aun en los días de mayor temporal.

   Para dar idea de la magnitud de este puerto, lo compararemos con otro de los más importantes, construido recientemente por el Almirantazgo inglés en Dover e inaugurado con toda solemnidad en Octubre de 1909 después de diez años de activos trabajos, y cuyo costo ha sido de tres millones y medio de libras esterlinas.

   Dejamos dicho que la superficie protegida por los dos rompeolas del Abra es de 300 hectáreas en bajamar equinoccial, y de éstas, en 196 la profundidad varía de seis a catorce metros y en 132 es de nueve a catorce metros en bajamar equinoccial.
  
   En el puerto de Dover, las áreas equivalentes son 279, 152 y 12S hectáreas» es decir, inferiores todas ellas a las primeras, lo que quiere decir que el puerto de Bilbao es, por todos conceptos, más amplio que el de Dover.

   El muelle de atraque del puerto exterior, de 640 metros de longitud, con calado mínimo de diez metros, se halla completamente terminado, y en espera de que se establezca la comunicación ferroviaria para que pueda prestar servicio.

   Se continúan los trabajos en la margen izquierda de la ría, que es donde están instaladas las más importantes industrias y los medios de transporte, con objeto de convertir dicha margen en una estación marítima, para que las fábricas y talleres tengan una comunicación rápida y económica con los ferrocarriles y con la vía fluvial.

   En el año de 1900 alcanzó el puerto de Bilbao su mayor movimiento, con un tonelaje de 5.807.43S toneladas, que será seguramente superado a los pocos años de terminada la guerra, no obstante el descenso de la exportación de mineral pero este aumento no ha de causar trastorno alguno en el tráfico, porque la capacidad del puerto es inmensa, y la Junta tiene medios sobrados para atender a las nuevas necesidades.

   El problema del puerto no existe, porque respecto a la facilidad y seguridad de la navegación es sabido que pasan años sin que se cierre un solo día su entrada o salida, y la ría en toda su longitud tiene el calado suficiente, y además es muy fácil el ampliarlo.

   Las instalaciones de carga y descarga en la ría y puerto se hallan en tramitación muy adelantada, pero todo esto no basta, porque los buques buscan fletes, y no mares tranquilos y docks, así es que todas las miras deben dirigirse a impulsar el espíritu comercial, arraigado ya en el país, para que aumente el tonelaje de la importación y exportación, y a ampliar la zona de atracción en el interior, estudiando el movimiento ferroviario, que forzosamente ha de progresar en España, pero con nuevos rumbos.

   La prestigiosa Junta de Obras resolverá seguramente con acierto esta incógnita, pero ¡cuántas facilidades le hubiera proporcionado la malograda línea Tudela a Bilbao!.

   Para terminar presentamos el resumen de todos los gastos efectuados en el puerto y ría de Bilbao desde que se instaló la Junta de Obras a fines de 1877 hasta el 31 de Diciembre de 1915, o sea algo más de treinta y ocho años:


                                                                                          Pesetas
                                                                                                 _______________
1   -  Obras de nueva construcción  ………………………………………………..  64.674.820,60
2   - Conservación y reparación de muelles, alumbrado eléctrico,
boyas, grúas, tinglados, etcétera, etc.., ..……………………………… 15.811.375,30
3   - Impuestos, gastos de personal, oficinas,
    inspecciones del Gobierno, etc.., ………………………………………………. 4.353.969,66
4    - Intereses de los empréstitos ………………………………………....……….. 9.579.946,00
_____________________________________________________________________

                                     TOTAL  ………………………………………… 94.420.111,56

Han contribuido a satisfacer esta suma el Estado y las Corporaciones que se citan en la forma siguiente:
La Junta de Obras del Puerto ………………….... 86,5 por 100
El Estado (subvención) ……………………………...   9,9 por 100
La Diputación de Vizcaya ¡subvención) ……..   2,6 por 100
El Ayuntamiento de Bilbao (subvención) …..   1,0 por 100
                                                            ----------------
                                                       TOTAL 100,00

   Es muy satisfactorio, al especificar las subvenciones concedidas generosamente para la grandiosa obra del puerto de Bilbao, que todas ellas han sido remuneradoras para los otorgantes.

   Al Ayuntamiento de Bilbao y a la Diputación de Vizcaya de un modo indirecto y difícil de apreciar en su cuantía, y al Estado, cuya subvención alcanza 3.946.666,25 pesetas, que representa el 9,90 por 100 del importe total de las obras, de un modo más directo con la percepción del impuesto de transportes, que anualmente asciende a más de dos millones de pesetas.

Publicado el 12 de Agosto de 1.916

Por V. Gorbera

En LA ESFERA.

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