sábado, 12 de noviembre de 2016

Altos Hornos de Vizcaya bate todos sus records.- 1971

Altos Hornos de Vizcaya bate todos sus records.- 1971

La única empresa siderúrgica nacional de carácter privado.

   La villa de Bilbao y su zona de influencia es con absoluta certeza la primera y casi exclusiva aportación integral de nuestra patria al proceso abierto por la revolución industrial. Son inseparables para cualquier español desde sus primeros pasos por la geografía económica las imágenes de Bilbao y su ría, su caracterización más conocida y la idea del desarrollo industrial y sus consecuencias. Pero si hemos definió esta faceta bilbaína como integral, en ella interviene, no obstante, y como imperativo definidor, la presencia de la siderurgia, representada fundamentalmente por Altos Hornos de Vizcaya, S.A. Esta empresa puede ser considerada con toda justicia como el jefe diamantino de toda la actividad industrial de Vizcaya y, en gran parte, de todo el norte de España. Esta consideración está avalada por el hecho reconocido de que Altos Hornos –Abreviatura concreta con que familiarmente se designa a la empresa vizcaína- ocupa hoy uno de los puestos más importantes entre las empresas capitanas de la economía española.

UN POCO DE HISTORIA

   Hace casi siglo y cuarto, en 1847, se enciende en Guriezo, municipio santanderino lindante con Vizcaya, el primer horno alto del norte de España. Este hecho significa el nacimiento de la moderna industria siderometalúrgica de la región, un primer paso casi primitivo y balbuciente. Con él se sentaban las primeras bases del desarrollo industrial y, al mismo tiempo, comenzaban a convertirse en piezas de museo las tradicionales ferrerías, en las que, con el mimo artesano, se explotaba la riqueza minera y multisecular de las minas vascas.

   El ejemplo cundió y los años siguientes ven alzarse, una tras otra, una verdadera teoría de fumatas de nuevos hornos altos. Paso a paso, Bilbao va perdiendo su aire burgués para iniciar su marcha industrial, ya sin el aire romántico de los comienzos. Y así se llega a la fecha, indiscutiblemente histórica, del 26 de junio de 1901, hace ya setenta años, en la que se firma el pacto de fusión de las empresas Altos Hornos y Fábricas de Hierro y Acero de Vizcaya –entre sus propiedades figura el horno alto de Guriezo-, Vizcaya e Iberia.


   Y un año más tarde, en 1902, se firma el acta de constitución de Altos Hornos de Vizcaya. ¿Qué era esta empresa en su nacimiento? El primer ejercicio de la sociedad se cerró con una producción de 147.778 toneladas de lingote de acero. Su capital social era de 32.750.000 pesetas, y su equipo humano estaba integrado por 6.139 hombres; 5.925, obreros; 200 administrativos y 14 técnicos.

Fábrica de Sestao
ETAPAS EN LA HISTORIA DE LA EMPRESA

   Iniciada la marcha de Altos Hornos, ésta se desarrolla, hasta 1915, de acuerdo con los planes establecidos. Es entonces cuando comienzan a producir su efecto las incidencias de la primera guerra mundial, que obligan, por un lado, a buscar su incremento de producción para defender al mercado español de las consecuencias del conflicto; para ello se instalan dos nuevos convertidores de quince toneladas. Por otro, las mismas circunstancias obligan a Altos Hornos a garantizar con medios propios el transporte de mineral y se compran los cinco buques iniciales de la flota de la sociedad, que hoy suponen unas cincuenta mil toneladas de desplazamiento.

   El año 1923 reviste decisiva importancia para Altos Hornos con la ampliación y modernización de las fábricas, la compra de un nuevo tren “Blooming-slabbing”, y el proyecto de la acería Siemens y de los trenes estructurales. Con ello, Altos Hornos remoza sus sistemas de producción, poniéndolos a punto de acuerdo con las nuevas técnicas siderúrgicas. Seis años más tarde, en 1929, como colofón del proceso ampliatorio iniciado en 1923, se instala una batería de hornos de cock con una capacidad de producción de mil toneladas diarias.

   En la decena de los años treinta, Altos Hornos sufre los mismos avatares que la vida nacional; son años duros y difíciles en los que bastante se hizo con ir sobreviviendo. Pero, conseguida la Victoria en el Alzamiento Nacional, en 1940, Altos Hornos compra, en 373 millones de pesetas, la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo, en Sagunto. Esta era la segunda siderurgia integral del país, y, a pesar de su localización, el esfuerzo creador era bilbaíno, pues había sido fundada por los hermanos de la Sota. La producción de esta planta siderúrgica era entonces de poco más de 200.000 toneladas. A partir de 1950 se entra ya en un proceso continuo de expansión industrial que tiene como meta la incorporación total a la técnica siderúrgica más moderna y en lucha constante por lograr la autosuficiencia del mercado español. Y esta tarea ingente –y muy costosa, además- se realizó hasta 1963 con el propio esfuerzo, adelantándose a los beneficios de la acción concertada. Así, en 1950 se amplía la fábrica de Sagunto con nuevas instalaciones de cock, hornos altos y acería, mientras en Vizcaya se construyen las instalaciones para la preparación y sinterización de minerales, que se concluyen cuatro años más tarde y se complementan con un nuevo tren de palanquilla. También en 1954, Sagunto consigue duplicar su producción mediante la terminación de la acería Siemens En 1958 entra en funcionamiento el nuevo tren de laminación de chapas de bandas en frío y se inician las obras del de bandas en caliente.

   Dos hechos importantes surgen en la historia de Altos Hornos en torno a 1963: la acción concertada, con la aportación de algo más de cuatro mil millones de pesetas –cuatro exactamente- y la incorporación de la U.S. Steel a la sociedad. Con esta incorporación, la firma norteamericana –la primera de la siderurgia mundial- participa en el veinticinco por ciento del capital social de Altos Hornos.

Fábrica de Ansio

LO QUE ES HOY ALTOS HORNOS DE VIZCAYA, S.A.

   Desde 1963 a 1969, Altos Hornos pasa su crisis difícil, en la que intervinieron, entre otras causas, el esfuerzo financiero que supuso la modernización de las instalaciones, los precios “dumping” del exterior, las secuelas de la estabilización y  la política de precios siderúrgicos. Todo ello llevó a la sociedad bilbaína a una difícil situación, que supuso el no poder repartir dividendo en los ejercicios del 63 al 68.  Normalizada la situación, en 1969 ya se pudo repartir un dividendo del cinco por ciento, y que en el último ejercicio pudo mantenerse.

   Por todos los conceptos, el ejercicio de 1970 puede considerarse como récord por todos los conceptos. Se han batido, y con creces, todas las producciones de años anteriores, logrando incrementos espectaculares que en algunos casos –como en el de la producción de acero- supone un 43,7 por 100 más sobre el año anterior. El cuadro de producciones para 1970 es el siguiente:



   Pero si los resultados de producción no pueden ser más alentadores, los económicos no lo son menos, ya que sobre una venta por valor de 13.580 millones de pesetas en 1969 ésta alcanzó una cota de 18.482 en el último ejercicio, con un incremento de 36,1. Hay que advertir que debido a la recesión económica del último semestre del año pasado y a la incidencia que las importaciones produjeron en el mercado nacional. Altos Hornos de Vizcaya tenía al final del ejercicio un “stock” de productos siderúrgicos valorado en 5.087 millones de pesetas, cuando un año antes aquél estaba valorado tan sólo en 1.306 millones.

   Al hablar del último ejercicio no se puede dejar rendir un homenaje al personal de la empresa, como lo hizo el presidente de la misma, señor Villar Mir, al hacer entrega de la memoria del ejercicio a los accionistas el 8 de marzo de 1971. El personal en plantilla se eleva a la cifra de 13.788, distribuido de la siguiente forma: obreros, 9.887; subalternos, 497; administrativos, 1.175; técnicos no titulados, 1.630; técnicos titulados, 494; personal de la flota de Altos Hornos, 109. Es interesante hallar la relación existente entre la cifra de personal y el resultado de la sociedad. Altos Hornos ha obtenido en sus ventas 1,34 millones de pesetas por cada miembro de su plantilla. También ha obtenido 123.30 toneladas por persona. El coste de personal, incluidas atenciones sociales en los treinta y dos millones de horas trabajadas se ha elevado a 3.514 millones de pesetas, por lo que cada hora trabajada cuesta en gastos de personal 109,81 pesetas.

Tren de palanquilla, Sestao.
   Para finalizar, digamos que está a punto de finalizar la operación de absorción de Basconia, S.A., copropietaria con Altos Hornos de Laminaciones de Bandas en Frío. Hay que contar además con otras cinco empresas filiales, una de las cuales –Hulleras del Turón, S.A.- va a entrar en liquidación por incorporación a Hunosa. Altos Hornos de Vizcaya, S.A., posee participación directa en otras tres empresas, alguna de la importancia de Sefanitro. Las empresas en las que participa indirectamente son cuatro.

   Hoy la empresa se enfrenta con un amplio programa de consolidación mediante la actualización de su estructura orgánica para lograr una mejor rentabilidad. Para ello se está dando gran importancia a la política minera de Altos Hornos.

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Publicado en 1971 en la revista EN PIE

Obra original perteneciente a los fondos bibliográficos de la Fundación Sancho el Sabio Fundazioa. (Vitoria-Gazteiz).

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