lunes, 27 de julio de 2015

Vizcaya la Nueva.- 1916

Vizcaya la Nueva.- 1916

   Hemos querido recoger en estas páginas las palpitaciones de la vida en Vizcaya y presentar a este pueblo grande y trabajador en sus diversos aspectos y distintas modalidades, rindiéndole de paso el debido homenaje de nuestra admiración. Para ello hemos recurrido a varios de sus hijos, entre los muchos que la honran, hombres de acción y pensamiento que han hecho compatibles los placeres de la fortuna y las inquietudes del trabajo diario.

Altos Hornos de Vizcaya.- La fábrica de Baracaldo.
   Vizcaya es un pueblo vivo, avanzado centinela del progreso. Sus ferrocarriles constituyen una riqueza de producción proporcionalmente superior a los de cualquier lugar del mundo; su puerto es un alarde de constancia y de fuerza; sus astilleros prueban lodos los días que en ellos se trabaja con tanta perfección e intensidad como en Clyde o Hartlepool; sus industrias eléctricas han invadido España entera; sus afanes caritativos se revelan en obras de tanta importancia como los hospitales de Basurto; su administración municipal, y provincial puede servir como modelo a los Ayuntamientos y Diputaciones españolas; su actividad, su tesón, su afán por la enseñanza y sus ideales artísticos, sus monumentales palacios y sus lugares de estancia veraniega, sus paseos, sus avenidas y sus playas y su amor a la tierra, hondo y sentido, hacen de este pueblo fuerte y brumoso el propulsor de España hacia un porvenir digno de su historia y de su nombre.

   En este pueblo de Bilbao no existe el señorito holgazán y presuntuoso. Los que nacieron entre blondas y encajes, como los que tuvieron desde la cuna como destino la mina y el taller, todos trabajan y son obreros, cumpliendo por igual la sentencia bíblica que fuerza a ganar el pan con el sudor de la frente. Y aquí, en España, donde la política divide a los hombres y encrespa los espíritus, Vizcaya da constantemente un ejemplo de unión, fundiendo en una sola aspiración y en un ideal común las opiniones particulares, atraídas y dominadas por el interés del pueblo nativo y por el amor de la patria.

   La admiración que sentimos hacía esta hermosa región, es tan grande como honrado nuestro propósito, manifestado en estas páginas.

   Pero más que nuestras palabras dirán los proyectos y aspiraciones del pueblo vizcaíno, al que sus elementos directores llevan camino de un luminoso porvenir, conscientes de su misión y bien impuestos de que las luchas futuras precisan armas de recio temple que deben ser forjadas en los yunques de hoy. Por eso ahorramos palabras y dejamos espacio a la enumeración de los proyectos que quieren para Vizcaya las inteligencias privilegiadas y los espíritus bien fortalecidos del sus hijos preclaros.

D. Ramón de la Sota.
   Don Ramón de la Sota trata de establecer en Sagunto unos Altos Hornos para convertir en acero sus minerales de Sierra Menera. Su coste oscilara entre 30 y 40 millones de péselas, con una producción de unas doscientas mil toneladas anuales en los comienzos de la explotación para ajustarse a consumo interior y no quebrantar el equilibrio comercial.

   En sus astilleros Euskalduna se ha establecido una grada para vapores de 8.500 toneladas, que llegará a servir para vapores de 10.000 toneladas de carga, o sean 14.000 toneladas de desplazamiento. Luego se colocarán hasta tres gradas. La construcción de los vapores se verifica a la moderna, por series. El Mouro, último buque bolado al agua, es el cuarto de una serie que ha sido construida. Este procedimiento tiene la ventaja de que la maquinaria sea la misma para lodos los vapores de la misma serie y en su consecuencia las reparaciones se realizan con más rapidez y economía.

   Este Sr. Sota, hombre de grandes alientos y de audaces iniciativas, ha pensado también en las relaciones hispano-americanas; pero en forma positiva, abriendo una nueva vía entre las Repúblicas Sudamericanas y Bilbao, para la cual construirá trasatlánticos de tipo moderno, mixtos de carga y pasaje, de unas 10 o 12.000 toneladas y de 13 a 14 nudos de marcha.

D. Horacio Echevarrieta.
   Don Horacio Echevarrieta, cuyo nombre está a toda empresa bilbaína, tiene en proyecto la ampliación de su flota de vapores, Pero su mayor preocupación son actualmente los Saltos del Ter que producirán 32.000 H. P. efectivos, cuya energía será llevada a Barcelona desde Selleras, en la provincia de Gerona, cuando haya terminado la guerra.

D. Federico Echevarría.
   Por su parte Don Federico Echevarría, otro bilbaíno insigne, aplica intensamente su inteligencia a los horrores del presente y a las inquietudes del porvenir. Piensa que cuando la guerra acabe en los campos de batalla, se iniciará una lucha económica que no podrá ser combatida con el sólo esfuerzo individual, siendo preciso el apoyo del Gobierno para que el industrial no se sienta abandonado a la codicia extranjera.

   Cree, por tanto, que es preciso un Gobierno estable, que imprima el mayor impulso posible a las explotaciones en la cuenca minera.

   En opinión del Sr. Echevarría, la intervención del Gobierno debe ser activísima, adelantándose a posibles acontecimientos que han lamentar su retraso, principalmente en todo lo que se refiere a las relaciones mercantiles internacionales y al conocimiento de los proyectos y medios de que hayan de valerse algunos beligerantes para buscar compensaciones a los derroches des hacienda, en el mercado español.

D. José María Martínez de las Rivas.
   También Don José  María Martínez de las Rivas, tiene el proyecto de terminar en breve la construcción en su fábrica San Francisco, de un nuevo alto horno para lingote y trata de introducir otras importantes mejoras que pongan a la fábrica en la mejor disposición para producir hierros y aceros.

   En los Astilleros del Nervión, donde acaba de votarse al agua el Mudela núm. 2, de 3.000 toneladas de desplazamiento, y se han puesto quillas para otros dos barcos de 7.500 toneladas, están en estudio los planos para otra nueva quilla.

   Montará también un gran taller de forja y otro de maquinaria en gran escala.

   Mientras tanto, en el Coto Musel, de minas de carbón en Labiana, se aumentará en todo lo posible la producción destinada a la fábrica San Francisco, en cuanto quede terminado un nuevo lavadero capaz de una producción mayor de la que se hace actualmente. Y por lo que respecta a las minas de Galicia que forman el Coto del Caurel, serán preparadas para la explotación dentro de unos años.

D. Víctor Chávarri.
   Otros ilustres bilbaínos tienen ideas dignas del temple de su raza. Don Víctor Chávarri, hijo de aquel preclaro vascongado que llevó igual nombre, proyecta la briquetación del mineral de la mina Dicido, para aumentar su valor y aprovecharlo en su totalidad. La mina Dicido está enclavada en la provincia de Santander y fue explotada por la Sociedad Dicido Iron Ore hasta que el Sr. Chávarri la compró en trece millones de pesetas, nacionalizando una riqueza que estaba en manos extranjeras.

   En este gran concierto de voluntades no podía fallar el conde de Zubiria, uno de los hombres de espíritu más recios y de inteligencia mas cultivada entre lodos los que se afanan por el progreso de Vizcaya la nueva. El ilustre bilbaíno, consciente del porvenir, quiere para su pueblo días de mayor esplendor y se dispone también a ser propulsor de grandes negocios, desarrollando iniciativas que aumentarán el prestigio de su nombre y fomentarán el crédito de la Invicta Villa. A su talento y a su voluntad, ha de deberse la ampliación de algunas empresas y el mejoramiento de otras que vendrán a ser nuevas fuerzas creadoras de energía y de vida.

   Mucho más pudiéramos decir de los proyectos y afanes de estos hombres esclarecidos que quieren para su pueblo el mayor grado de progreso y de bienestar. Fuertes de cuerpo y recios de espíritu, hallan sus mejores placeres en el trabajo, entre el estrépito de las máquinas y crepitar de los martillos y en la contemplación del ancho mar que ofrece todos los días nuevos y fecundos caminos. Otros hombres que llevaron su mismo apellido pusieron los sólidos cimientos en que se asienta este pueblo de presente risueño y floreciente porvenir. Estos abnegados varones de hoy, han seguido el ejemplo de sus antecesores y han llegado al corazón de la tierra para explotar su tesoro, y han labrado para la Invicta Villa de las libertades una corona de hierro. Sean estas líneas el sincero homenaje de otros hombres, firmes creyentes en el trabajo y en el porvenir de la patria, a un pueblo que todo lo debe a su fe, a su constancia y a su voluntad.

Publicado el 12 de Agosto de 1.916 en

LA VOLUNTAD

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