viernes, 25 de septiembre de 2015

La marina vizcaína.- 1919

La marina vizcaína.- 1919


   Desde los más remotos tiempos vienen figurando en la “Historia de la Navegación” un gran número de marinas vascongados.

La ría en y las fábricas de “El Desierto”
   Ilustres y célebres navegantes que realizaron grandes descubrimientos; capitanes, pilotos y marineros que hicieron atrevidas e interesarles travesías; pescadores arriesgados que lucharon en cercanos y alejados mares contra las más recias tempestades, mentidos en débiles embarcaciones.

   Todos esos vascongados, habían hecho su aprendizaje en nuestro mar Cantábrico y su acendrada afición a la náutica era debida a su carácter emprendedor y ansioso de buscar fortuna, pero también muy principalmente a que nuestros antepasados dedicaron una buena parte de sus riquezas a construir y armar buques.

   Ya en tiempos del famoso Consulado de Bilbao, ilustre Corporación que dio a luz excelentes reglamentos y disposiciones para las contrataciones marítimas y para la navegación, tenía la construcción de buques gran importancia en Vizcaya, y eran ya muchos los armadores vascongados propietarios de naves que se dedicaban a toda clase de travesías.

Bilbao.- Un barco en Sendeja.
    Decayó años después en Vizcaya el negocio marítimo, y no volvió a resurgir hasta después de terminadas las guerras civiles. Durante ese tiempo fueron nuestros marinos a ocupar plazas en las compañías de navegación más importantes de España, y en ellas y en los cargos de más confianza, figuraron siempre nombres de marinos vascongados.

   El resurgimiento de la navegación en Vizcaya, tuvo lugar después del año 1876, en que terminada la guerra carlista, empezaron a exportarse desde Bilbao a Inglaterra, principal mente, grandes cantidades de mineral de hierro.

   Allá por el año 1882 D. Eduardo de Aznar y de la Sota, en unión de su socio D. Juan Bautista Astigarraga, fundó la “Compañía Bilbaína de Navegación”.

Bilbao.- Barcos junto a Sendeja y Arenal.
   Algunos años más farde, el mismo Sr. Aznar, con su sobrino D. Ramón de la Sota, formaba otra nueva entidad para la adquisición de buques de gran tonelaje.

   D. José María Martínez de las Rivas, adquirió también por aquellos tiempos varios hermosos vapores.

   D. Modesto Abásolo, padre del actual conde de Abásolo, con su “Soc¡edad Marítima Vizcaya”, D. Fernando Carranza, D. Juan Durañona y al algún otro armador, que seguramente no recordaré en este momento, eran los que representaban unos veinte o treinta buques de gran tonelaje, que eran todos los que pertenecían a la matrícula de Bilbao hacia el año 1899, época de la terminación de nuestras guerras coloniales.

   Fue durante los años 1889 y 1900 cuando en Bilbao se dio un gran empuje al negocio marítimo.

   Se adquirieron por diverjas compañías de navegación que se formaron, más de cien vapores de gran tonelaje. El principal promotor fue aquel hombre bondadoso, de esclarecido talento mercantil, que se llamó D. Eduardo de Aznar y Tutor, quien conocía mejor que nadie en España el negocio marítimo y que solamente para las compañías que dirigía adquirió treinta vapores.

Baracaldo: Barcos junto a la fábrica de Altos Hornos.
   Llegó a notarse en aquella época escasez de personal marino. Hubo que habilitar para capitanes a pilotes jóvenes, sin gran experiencia. Sin embargo, no se condujeron mal éstos, y es que los marinos vascongados se han distinguido siempre por su esmerado cuidado en el cumplimiento de su deber y por su gran prudencia y esas son las condiciones más preciadas que pueden poseer les que se dedican a esa arriesgada profesión.

   Al mismo tiempo que se adquirían nuevos buques en el extranjero, resurgía también en Bilbao la construcción de buques, y el Sr. Martínez Rivas en sus “Astilleros del Nervión” y los señores Sota y Aznar, en los de “Euskalduna”, empezaban la construcción de vapores de gran tonelaje, que después ha sido aumentada con los que se construyen en los “Astilleros de Sestao”, de la Constructora Naval y otros muchos talleres más modestos.

   Aquellas grandes adquisiciones de buques, que importaron unos cien millones de pesetas fue posible hacerlas con relativa facilidad por el espíritu de confianza mercantil y por la facilidad de asociación que existe en Bilbao para constituir sociedades anónimas.
   
   Basta que unas personas de reconocida seriedad inicien un negocio y digan que lo han estudiado, para que los capitalistas grandes y chicos se fíen de sus palabras y acudan con sus fondos a suscribir el capital solicitado. 

Portugalete: El vapor “Giralda” saliendo del Abra.
   El negocio marítimo fue malo hasta hace cuatro años. Si bien algunos años producían los vapores una utilidad bruta de diez o quince por ciento, que no podía considerarse como un buen negocio, teniendo en cuenta la amortización rápida que por desgaste de material tienen los vapores, hubo algunos años que la mayor parte de los buques estuvieron amarrados porque se perdía dinero en cualquier tráfico a que se dedicasen.

    En cambio, en estos cuatro años, puede decirse que han sido objeto del negocio mas grande que se ha conocido.

   Con motivo de la escasez de tonelaje por los torpedeamientos y por otras causas debidas también a la guerra europea, ha sufrido tal transformación este negocio que por lo que se refiere a Bilbao y a los cien millones que próximamente tenía invertidos, puede calcularse que se han convertido en unos dos mil millones teniendo en cuenta el valor actual de la flota y las utilidades realizadas en estos últimos años.

   Y como una buena parte de ese dinero se haya depositado en fondos de reserva de las compañías navieras para dedicarlos a nuevas adquisiciones de buques, puede asegurarse para el porvenir, y por lo que se refiere a la matrícula de Bilbao, un gran desarrollo de la marina mercante.

Bilbao: Barcos en Uribitarte.
Publicado el 11 de Septiembre de 1.911

Por Rufino de Orbe en el semanario España.

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