Desde los más
remotos tiempos vienen figurando en la “Historia de la Navegación” un gran
número de marinas vascongados.
La ría en y las fábricas de “El
Desierto”
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Ilustres y célebres
navegantes que realizaron grandes descubrimientos; capitanes, pilotos y marineros
que hicieron atrevidas e interesarles travesías; pescadores arriesgados que
lucharon en cercanos y alejados mares contra las más recias tempestades,
mentidos en débiles embarcaciones.
Todos esos
vascongados, habían hecho su aprendizaje en nuestro mar Cantábrico y su acendrada
afición a la náutica era debida a su carácter emprendedor y ansioso de buscar
fortuna, pero también muy principalmente a que nuestros antepasados dedicaron
una buena parte de sus riquezas a construir y armar buques.
Ya en tiempos del
famoso Consulado de Bilbao, ilustre Corporación que dio a luz excelentes reglamentos
y disposiciones para las contrataciones marítimas y para la navegación, tenía la
construcción de buques gran importancia en Vizcaya, y eran ya muchos los
armadores vascongados propietarios de naves que se dedicaban a toda clase de
travesías.
Bilbao.- Un barco en Sendeja.
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Decayó años
después en Vizcaya el negocio marítimo, y no volvió a resurgir hasta después de
terminadas las guerras civiles. Durante ese tiempo fueron nuestros marinos a
ocupar plazas en las compañías de navegación más importantes de España, y en
ellas y en los cargos de más confianza, figuraron siempre nombres de marinos vascongados.
El resurgimiento de
la navegación en Vizcaya, tuvo lugar después del año 1876, en que terminada la
guerra carlista, empezaron a exportarse desde Bilbao a Inglaterra, principal mente,
grandes cantidades de mineral de hierro.
Allá por el año
1882 D. Eduardo de Aznar y de la Sota, en unión de su socio D. Juan Bautista Astigarraga,
fundó la “Compañía Bilbaína de Navegación”.
Bilbao.- Barcos junto a Sendeja y
Arenal.
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Algunos años más
farde, el mismo Sr. Aznar, con su sobrino D. Ramón de la Sota, formaba otra
nueva entidad para la adquisición de buques de gran tonelaje.
D. José María
Martínez de las Rivas, adquirió también por aquellos tiempos varios hermosos vapores.
D. Modesto Abásolo,
padre del actual conde de Abásolo, con su “Soc¡edad Marítima Vizcaya”, D.
Fernando Carranza, D. Juan Durañona y al algún otro armador, que seguramente no
recordaré en este momento, eran los que representaban unos veinte o treinta
buques de gran tonelaje, que eran todos los que pertenecían a la matrícula de
Bilbao hacia el año 1899, época de la terminación de nuestras guerras coloniales.
Fue durante los
años 1889 y 1900 cuando en Bilbao se dio un gran empuje al negocio marítimo.
Se adquirieron por
diverjas compañías de navegación que se formaron, más de cien vapores de gran
tonelaje. El principal promotor fue aquel hombre bondadoso, de esclarecido
talento mercantil, que se llamó D. Eduardo de Aznar y Tutor, quien conocía
mejor que nadie en España el negocio marítimo y que solamente para las
compañías que dirigía adquirió treinta vapores.
Baracaldo: Barcos junto a la fábrica de
Altos Hornos.
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Llegó a notarse en
aquella época escasez de personal marino. Hubo que habilitar para capitanes a
pilotes jóvenes, sin gran experiencia. Sin embargo, no se condujeron mal éstos,
y es que los marinos vascongados se han distinguido siempre por su esmerado
cuidado en el cumplimiento de su deber y por su gran prudencia y esas son las
condiciones más preciadas que pueden poseer les que se dedican a esa arriesgada
profesión.
Al mismo tiempo que
se adquirían nuevos buques en el extranjero, resurgía también en Bilbao la
construcción de buques, y el Sr. Martínez Rivas en sus “Astilleros del Nervión”
y los señores Sota y Aznar, en los de “Euskalduna”, empezaban la construcción
de vapores de gran tonelaje, que después ha sido aumentada con los que se
construyen en los “Astilleros de Sestao”, de la Constructora Naval y otros
muchos talleres más modestos.
Aquellas grandes
adquisiciones de buques, que importaron unos cien millones de pesetas fue posible
hacerlas con relativa facilidad por el espíritu de confianza mercantil y por la
facilidad de asociación que existe en Bilbao para constituir sociedades
anónimas.
Basta que unas
personas de reconocida seriedad inicien un negocio y digan que lo han
estudiado, para que los capitalistas grandes y chicos se fíen de sus palabras y
acudan con sus fondos a suscribir el capital solicitado.
Portugalete: El vapor “Giralda”
saliendo del Abra.
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El negocio marítimo
fue malo hasta hace cuatro años. Si bien algunos años producían los vapores una
utilidad bruta de diez o quince por ciento, que no podía considerarse como un buen
negocio, teniendo en cuenta la amortización rápida que por desgaste de material
tienen los vapores, hubo algunos años que la mayor parte de los buques
estuvieron amarrados porque se perdía dinero en cualquier tráfico a que se
dedicasen.
En cambio, en
estos cuatro años, puede decirse que han sido objeto del negocio mas grande que
se ha conocido.
Con motivo de la
escasez de tonelaje por los torpedeamientos y por otras causas debidas también
a la guerra europea, ha sufrido tal transformación este negocio que por lo que
se refiere a Bilbao y a los cien millones que próximamente tenía invertidos,
puede calcularse que se han convertido en unos dos mil millones teniendo en
cuenta el valor actual de la flota y las utilidades realizadas en estos últimos
años.
Y como una buena
parte de ese dinero se haya depositado en fondos de reserva de las compañías
navieras para dedicarlos a nuevas adquisiciones de buques, puede asegurarse
para el porvenir, y por lo que se refiere a la matrícula de Bilbao, un gran
desarrollo de la marina mercante.
Bilbao:
Barcos en Uribitarte.
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Publicado el 11 de Septiembre de 1.911
Por Rufino de Orbe en el semanario España.
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